Página 503 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Apéndice 3—La fraternidad de los seres
humanos
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Cristo no admitió distinción
—Cristo no admitió distinción al-
guna de nacionalidad, jerarquía social, ni credo...
Cristo vino para derribar toda valla divisoria. Vino para manifes-
tar que su don de misericordia y amor es tan ilimitado como el aire,
la luz o las lluvias que refrigeran la tierra.
La vida de Cristo fundó una religión sin castas, en la que judíos
y gentiles, libres y esclavos, unidos por los lazos de la fraternidad,
son iguales ante Dios. Nada hubo de artificioso en sus procedimien-
tos. Ninguna diferencia hacía entre vecinos y extraños, amigos y
enemigos. Lo que conmovía el corazón de Jesús era el alma sedienta
del agua de vida...
Procuraba infundir esperanza a los más rudos y en los que menos
prometían, presentándoles la seguridad de que podían llegar a ser sin
tacha y sencillos, poseedores de un carácter que los diera a conocer
como hijos de Dios.—
El Ministerio de Curación, 15, 16
.
Una sola hermandad
—Cristo vino al mundo con un mensaje
de misericordia y perdón. Colocó el fundamento de una religión que
une a judíos y gentiles, a blancos y negros, a libres y esclavos, en
una gran hermandad, considerada en un mismo plano de igualdad
a la vista de Dios. El Salvador tiene un amor ilimitado para cada
ser humano. En cada uno de ellos ve posibilidades de mejora. Con
energía y esperanza divinas da la bienvenida a aquellos por quienes
dio su vida. Estos, mediante la fortaleza de Cristo, pueden vivir una
vida abundante en buenas obras, llena con el poder del Espíritu.—
Testimonies for the Church 7:225
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