Página 505 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Apéndice 3—La fraternidad de los seres humanos
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Cuando el Espíritu Santo sea derramado los seres humanos triun-
farán sobre el prejuicio al buscar la salvación de las almas. Dios
controlará las mentes. Los corazones humanos amarán tal como
Cristo amó. Y muchos considerarán a la gente de color en forma
muy diferente de lo que la consideran ahora. Para amar tal como
[551]
Cristo ama, elevar la mente hacia una atmósfera pura, celestial y
abnegada.—
Testimonies for the Church 9:209
.
Acercaos a Dios como una hermandad
—Cuando el Espíritu
Santo inunde las mentes humanas, desaparecerán de ellas todas las
quejas y las acusaciones mezquinas que ocurren entre los hombres
y sus semejantes. Los luminosos rayos del Sol de Justicia brillarán
en las cámaras de la mente y el corazón. En nuestro culto a Dios no
debe existir distinción entre ricos y pobres, ni entre blancos y negros.
Debe eliminarse todo prejuicio. Cuando nos acercamos a Dios,
debemos hacerlo como una sola hermandad. Somos peregrinos y
extranjeros, y vamos en viaje hacia una tierra mejor, a saber, la patria
celestial. Allí terminarán para siempre todo orgullo, toda acusación
y toda vana ilusión. Se quitará toda máscara y “lo veremos como él
es”. Allí nuestros cantos repetirán el tema inspirador, y tributarán
alabanza y agradecimiento a Dios.—
The Review and Herald, 24 de
octubre de 1899
.
Extracto del llamamiento realizado el 20 de marzo de 1881
El Señor Jesús vino a esta tierra a salvar a los hombres y las mujeres
de todas las nacionalidades. Murió tanto por la raza de color como
por la raza blanca. Jesús vino para iluminar a todo el mundo. Al
comienzo de su ministerio declaró cuál era su misión: “El Espíritu
del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas
nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de
corazón; a pregonar a los cautivos libertad, y vista a los ciegos; a
poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del
Señor”.
Lucas 4:18, 19
.
El apóstol Pablo dice: “Porque ¿quién te distingue?”
1 Corintios
4:7
. El Dios del hombre blanco es el mismo Dios del hombre negro,
y el Señor declara que su amor por el menor de sus hijos excede al
amor de una madre por su hijo amado.
Los ojos de Dios están sobre todas sus criaturas, él las ama a
todas, y no establece diferencia alguna entre el blanco y el negro;
la única diferencia que hace consiste en tratar con especial y tierna