Página 52 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

Basic HTML Version

48
Mensajes Selectos Tomo 2
conductas extrañas, que se considerarían equivocadamente como la
obra del Espíritu de Dios.
A medida que este hermano y su esposa referían sus experiencias,
que ellos pretendían haber tenido como resultado de haber recibido
el Espíritu Santo con poder apostólico, tuve la impresión de que se
trataba de una copia de aquello a lo cual habíamos tenido que hacer
frente y corregir en nuestros primeros días de existencia.
Hacia el final de nuestra entrevista, el Hno. L propuso que orára-
mos juntos, pensando que posiblemente durante la oración su esposa
experimentaría aquello que me habían descrito, y que entonces yo
estaría en condiciones de discernir si eso procedía del Señor o no.
No pude consentir en ello, porque se me ha indicado que cuando
una persona ofrece exhibir tales manifestaciones peculiares, eso
constituye una clara evidencia de que no se trata de la obra de Dios.
No debemos permitir que estos incidentes nos desanimen. De
tiempo en tiempo nos veremos frente a casos tales. No demos lugar
a ejercitaciones extrañas que ciertamente alejan la mente de la direc-
ción profunda del Espíritu Santo. La obra de Dios se ha caracterizado
siempre por la serenidad y la dignidad. No podemos permitirnos
aprobar ninguna cosa que produzca confusión y debilite nuestro
fervor con respecto a la gran obra que Dios nos ha encomendado
realizar en el mundo, a fin de prepararlo para la segunda venida de
Cristo.—
Carta 338, 1908
.
Declaraciones hechas por la Sra. de White en la entrevista
Os estoy refiriendo estas experiencias a fin de que tengáis cono-
cimiento de aquello por lo que hemos pasado... Algunos [fanáticos,
después de 1844] danzaban de un lado para otro y cantaban: “Gloria,
gloria, gloria, gloria, gloria, gloria”. A veces yo permanecía sentada
[49]
hasta que ellos hubiesen terminado, y luego me levantaba y decía:
“No es ésta la forma en que el Señor trabaja. No causa impresiones
en el ánimo de este modo. Debemos dirigir la mente de la gente
hacia la Palabra como el fundamento de nuestra fe”.
En aquel tiempo yo era tan sólo una niña, y sin embargo tuve
que presentar repetidas expresiones de censura contra esas manifes-
taciones extrañas. Y desde entonces he procurado ser sumamente
cuidadosa para evitar que alguna experiencia de esta suerte vuelva a