Página 60 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Mensajes Selectos Tomo 2
enemigo, y escaparemos de la corrupción reinante en el mundo a
causa de la concupiscencia.
Necesitamos estar anclados en Cristo, arraigados y fundados en
la fe. Satanás obra mediante sus instrumentos. Elige a los que no
han estado bebiendo en las aguas vivas, cuyas almas están sedientas
de algo nuevo y original, y que siempre están listos a beber en
cualquier fuente que se les ofrezca. Se oirán voces que digan: “Mirad,
aquí está el Cristo”, o “Mirad, allí está”; pero no debemos creerlas.
Tenemos evidencias innegables de la voz del Pastor verdadero, y
él nos está llamando para que le sigamos. Nos dice: “He guardado
los mandamientos de mi Padre”. Conduce a sus ovejas por la senda
de la obediencia humilde a la ley de Dios, pero nunca las insta a
transgredirla.
“La voz de un extraño” es la voz del que no respeta ni obedece
la ley de Dios santa, justa y buena. Muchos tienen gran pretensión
de santidad, y se jactan de las maravillas que realizan sanando a
los enfermos, pero al mismo tiempo no toman en consideración
esta gran norma de la justicia. ¿Pero mediante el poder de quién se
realizan esas curaciones? ¿Están los ojos de unos y otros abiertos a
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su transgresión de la ley? ¿Y asumen la posición de hijos humildes,
obedientes, y listos a obedecer todos los requerimientos de Dios?
Juan dice acerca de los hijos profesos de Dios: “El que dice: Yo le
conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la
verdad no está en él”.
1 Juan 2:4
.
Nadie necesita ser engañado. La ley de Dios es tan sagrada
como su trono, y mediante ella será juzgado todo hombre que nace
en el mundo. No existe otra norma para probar el carácter. “Si no
dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido”. Ahora
bien, ¿se decidirá el caso de acuerdo con la Palabra de Dios, o se dará
crédito a las pretensiones humanas? Cristo dice: “Por sus frutos los
conoceréis”. Si aquellos por medio de quienes se realizan curaciones
están dispuestos—en vista de estas manifestaciones—a excusar su
descuido de la ley de Dios, y prosiguen desobedeciendo, aunque
tengan poder en todo sentido, tal cosa no significa que posean el
gran poder de Dios. Por el contrario, es el poder obrador de milagros
del gran engañador. Es un transgresor de la ley moral, y utiliza
toda invención posible para enceguecer a los hombres en cuanto
a su verdadero carácter. Se nos ha advertido que en los últimos