Página 69 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Nuestra seguridad contra los engaños
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esto, porque constituye un campo fructífero donde se dará crédito a
personas indignas. Hombres y mujeres jóvenes serán ensalzados, y
se considerarán a sí mismos admirablemente favorecidos y llamados
a realizar algo grande. Habrá muchas conversiones de acuerdo con
un orden peculiar, pero no llevarán el sello divino. Habrá inmoralidad
y extravagancia, y la fe de muchos naufragará.
Nuestra única seguridad consiste en aferrarnos a Jesús. Nunca
debemos perderlo de vista. El dice: “Separados de mí nada podéis
hacer”.
Juan 15:5
. Debemos comprender definitivamente que somos
ineficaces e impotentes, y luego confiar plenamente en Jesús. Esto
debería mantenernos serenos y resueltos en nuestras palabras y en
nuestro comportamiento. La agitación manifestada por un orador
no es señal de poder sino de debilidad. El fervor y la energía son
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cualidades esenciales en la presentación bíblica, del Evangelio, que
es poder de Dios para salvación...
Hay arenas movedizas que amenazan abismar a muchos. Es
seguro buscar el fervor del Espíritu de Dios, siempre que no mezcle-
mos con él una fuerza y una presunción que no tienen su origen en
el cielo. Debemos ser precavidos en nuestras declaraciones, no sea
que algunas pobres almas de temperamento ardiente se enfervoricen
hasta el punto de alcanzar un estado de celo sin ciencia. Obrarán
como si tuvieran el derecho de utilizar al Espíritu Santo en vez de
dejar que el Espíritu Santo las utilice a ellas y las modele de acuerdo
con el modelo de lo divino. Existe el peligro de correr adelante de
Cristo. Deberíamos honrar al Espíritu Santo yendo hacia donde él
nos guíe. “No te apoyes en tu propia prudencia”.
Proverbios 3:5
.
Este es uno de los peligros que enfrentan aquellos que enseñan la
verdad a otros. El ir hacia donde Cristo guía, constituye un procedi-
miento seguro para nuestros pies. Su obra permanecerá. Todo lo que
Dios dice es verdad.
Pero los ministros que llevan el último mensaje de misericordia
a los hombres caídos no deben pronunciar palabras al azar; no
deben abrir puertas por las cuales Satanás ha de encontrar acceso
a las mentes humanas. No consiste nuestra obra en experimentar,
en estudiar alguna cosa nueva y sorprendente que cree agitación.
Satanás está aguardando su oportunidad de aprovechar cualquier
cosa de esta índole que pueda utilizar en sus artificios engañosos. La
acción del Espíritu Santo sobre los instrumentos humanos mantendrá