Página 80 - Mensajes Selectos Tomo 2 (1967)

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Mensajes Selectos Tomo 2
no le proporcionasen toda la confianza que Ud. pensaba obtener
de ellos, después de la experiencia por la cual pasaron? ¿No debe-
ría darse importancia a las palabras de Cristo? “Guardaos de los
falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero
por dentro son lobos rapaces”.
Mateo 7:15
. Se dirá cada vez con
más frecuencia: “Mirad, aquí está el Cristo, o mirad, allí está”. Que
los creyentes obedezcan la voz del ángel que ha dicho a la iglesia:
“Uníos estrechamente”. En la unidad está vuestra fortaleza. Amaos
como hermanos, sed compasivos, sed corteses. Dios tiene una igle-
sia, y Cristo ha declarado: “Las puertas del infierno no prevalecerán
contra ella”.
Mateo 16:18
. Los mensajeros que el Señor envía llevan
las credenciales divinas. Siento aprecio por Ud., pero venga a la luz;
yo se lo ruego.—
Carta 16, 1893
.
El fruto de una obra clandestina
Es esencial que todos sepan qué atmósfera rodea sus almas, para
ver si están en sociedad con el enemigo de la justicia, y si están
realizando inconscientemente su obra, o si están unidos con Cristo
para llevar a cabo su obra y establecer a las almas más firmemente
en la verdad.
Satanás se regocijaría si pudiera conseguir que todos fuesen
aliados suyos para debilitar de este modo la confianza del hermano
en el hermano, y para sembrar discordia entre los que profesan
creer la verdad. Satanás puede cumplir sus propósitos con más éxito
utilizando a los profesos amigos de Cristo que no andan ni trabajan
de acuerdo con la voluntad de Cristo. Quienes, en su mente y en su
corazón, se están alejando de la obra especial del Señor para este
tiempo, y quienes no colaboran con él para establecer a las almas
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en la fe induciéndolas a aceptar sus palabras de advertencia, están
haciendo la obra del enemigo de Cristo.
Es una cuestión muy seria ir de casa en casa, y bajo la preten-
sión de llevar a cabo un trabajo misionero, sembrar la semilla de la
desconfianza y la sospecha. Cada una germina rápidamente, y así
se crea desconfianza en los siervos de Dios que tienen un mensaje
para dar al pueblo. Cuando Dios habla mediante sus siervos, la se-
milla [de desconfianza y sospecha] sembrada, ya ha echado raíces
de amargura. La palabra cae entonces en corazones que no quieren