Página 107 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Advertencias y reprensiones
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manera él los trataba, y si se habían arrepentido de su pecaminosa
desobediencia y de sus murmuraciones rebeldes. En Refidim, cuan-
do el pueblo sufrió sed, nuevamente manifestó orgullo, y demostró
que todavía poseía un corazón malo de incredulidad, de murmura-
ción, de rebelión, que ponía en evidencia el hecho de que aún no era
prudente establecerlo en la tierra de Canaán. Si no estaba dispuesto
a glorificar a Dios en sus pruebas y adversidades, en sus viajes a
través del desierto rumbo a la esperada Canaán, en circunstancias de
que Dios le estaba dando continuamente evidencias incontestables
de su poder y gloria, y de su cuidado por él, no magnificaría su
nombre ni lo glorificaría cuando se hallara establecido en la tierra
de Canaán, rodeado de bendiciones y prosperidad. Al experimentar
sed, el pueblo se sintió provocado, de tal manera que Moisés temió
por su vida.
Cuando Israel fue atacado por los amalecitas, Moisés ordenó a
Josué que combatiera contra los enemigos, mientras él permanecía
con la vara de Dios en la mano extendida hacia el cielo a la vista de
todo el pueblo, para mostrar al Israel rebelde y murmurador que su
fortaleza provenía de Dios. Era su poder y la fuente de su fortaleza.
No había poder alguno en la vara; Dios obraba por medio de Moisés,
quien debía recibir toda su fortaleza de lo alto. Cuando mantenía ele-
vadas las manos, Israel prevalecía; pero cuando las bajaba, Amalec
ganaba. Al cansarse Moisés, hubo que hacer los preparativos nece-
sarios para mantener sus fatigadas manos continuamente dirigidas
hacia el cielo. Aarón y Hur prepararon un lugar para que Moisés
se sentara, y ambos se dedicaron a sostener esas manos agotadas
hasta la puesta del sol. Estos hombres enseñaron a Israel su deber de
apoyar a Moisés en su ardua tarea de recibir la Palabra de Dios para
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transmitírsela a ellos. De ese modo Dios les mostró también que su
destino estaba totalmente en sus manos y que él era su verdadero
Dirigente. “Y Jehová dijo a Moisés: Escribe esto para memoria en
un libro, y dí a Josué que raeré del todo la memoria de Amalec de
debajo del cielo... y dijo: ... Jehová tendrá guerra con Amalec de
generación en generación”.
Éxodo 17:14-16
. “Acuérdate de lo que
hizo Amalec contigo en el camino, cuando salías de Egipto; de cómo
te salió al encuentro en el camino, y te desbarató la retaguardia de
todos los débiles que iban detrás de ti, cuando tú estabas cansado
y trabajado; y no tuvo ningún temor de Dios. Por tanto, cuando