Página 108 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
Jehová tu Dios te dé descanso de todos tus enemigos alrededor, en
la tierra que Jehová tu Dios te da por heredad para que la poseas,
borrarás la memoria de Amalec de debajo del cielo; no lo olvides”.
Deuteronomio 25:17-19
.
Mientras el ángel de Dios presentaba estos hechos relativos a los
viajes y la experiencia de los hijos de Israel, me sentí profundamente
impresionada por la honda consideración de Dios por su pueblo. A
pesar de sus errores, desobediencias y rebeliones, seguían siendo
el pueblo escogido de Dios. Los había honrado especialmente al
descender de su santa morada al Monte Sinaí, para darles los diez
mandamientos con majestad, gloria y terrible grandeza a oídos de
todo el pueblo, y para escribirlos con su propio dedo sobre tablas de
piedra. El Señor dice esto acerca de su pueblo Israel: “Porque tú eres
pueblo santo para Jehová tu Dios; Jehová tu Dios te ha escogido para
serle un pueblo especial, más que todos, los pueblos que están sobre
la tierra. No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido
Jehová y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de
todos los pueblos; sino por cuanto Jehová os amó, y quiso guardar
el juramento que juró a vuestros padres”.
Deuteronomio 7:6-8
.
Se me mostró que los que están tratando de obedecer a Dios
y purifican sus almas mediante la obediencia a la verdad, son el
pueblo elegido de Dios, su moderno Israel. Dios dice de ellos por
medio de Pedro: “Más vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio,
nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las
virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable”.
1 Pedro 2:9
. Así como era un crimen para Amalec aprovecharse de
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los hijos de Israel, de su debilidad y su cansancio, para molestarlos,
sumirlos en la perplejidad y desanimarlos, no fue pecado pequeño el
que usted se mantuviera vigilando estrechamente para descubrir las
debilidades, las vacilaciones, los errores y los pecados del afligido
pueblo de Dios, con el fin de exponerlos ante sus enemigos. Usted
estaba haciendo la obra de Satanás, no la de Dios. Muchos de los
adventistas observadores del sábado de _____ han sido muy débiles.
Han sido representantes miserables de la verdad. No han sido una
honra para la causa de la verdad presente, que hubiera estado mejor
sin ellos. Usted ha hecho de la vida no consagrada de algunos
observadores del sábado una excusa para asumir una actitud de
duda e incredulidad. También su incredulidad se fortaleció cuando