Página 157 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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La opresión de los asalariados
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sus discípulas, se lo ha hecho a él mismo. El Cielo ha observado la
mezquindad manifestada por usted hacia los que han servido en su
casa, y permanecerá fielmente anotada en su contra, a menos que se
arrepienta y haga restitución. Un solo error puede hacer más daño
que el que se puede deshacer en años; si el malhechor pudiera ver
hasta dónde llega el mal, surgirían de su alma clamores angustiosos.
Usted es egoísta con respecto a sus medios económicos. En el caso
del Hno. K el ángel de Dios lo señaló a usted y dijo: “Por cuanto lo
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hicisteis a uno de los discípulos de Cristo, se lo hicisteis a Jesús en
persona”.
Los casos que le he mencionado no son los únicos. Me gustaría
que usted viera estas cosas como el Cielo me las ha mostrado. Las
mentes están sometidas a un triste engaño. Usted necesita la reli-
gión de Cristo. El no se complació a sí mismo, sino que vivió en
beneficio de los demás. Usted tiene una obra que hacer, y no debiera
perder tiempo para humillar su corazón delante de Dios, y mediante
humilde confesión eliminar las manchas que aparecen en su carácter
cristiano. Entonces podrá dedicarse a la solemne tarea de trabajar
por la salvación de los demás sin cometer tantos errores.
¿De qué ha valido el tiempo que usted ha dedicado a hacer una
obra que el Señor no le había pedido que hiciera? Se han producido
impresiones en las mentes y se han tenido experiencias que para
borrarlas se va a necesitar mucho trabajo. Algunas almas errarán en
tinieblas, perplejidad e incredulidad, y otras jamás se recuperarán.
Con ayuno y oración ferviente, con profundo escudriñamiento del
corazón, con estricto examen propio, desnude su alma, y trate de
que ningún acto suyo escape a su examen crítico. Entonces, con el
yo muerto, y con su vida escondida con Cristo en Dios, eleve sus
humildes peticiones. Si usted alberga iniquidad en el corazón, el
Señor no lo oirá. Si hubiera escuchado sus oraciones, usted se habría
exaltado. Satanás estaba a su lado para sacar el mayor provecho
posible de la ventaja que había obtenido.
¡Oh, cuán importante es que la fidelidad en las cosas pequeñas
caracterice nuestras vidas, que una verdadera integridad se manifieste
en toda nuestra conducta, y que siempre tengamos presente que los
ángeles de Dios están al tanto de todos nuestros actos! Y que lo que
les hagamos a los demás recaerá sobre nosotros. Siempre deberíamos
tener temor de tratar injusta y egoístamente a los demás. Mediante