Página 215 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Advertencias a la iglesia
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que era vuestro privilegio gozar. Algunos, sin embargo, abrieron la
puerta y le dieron una cordial bienvenida a su Salvador.
Jesús no va a abrir la puerta a la fuerza. Debéis abrirla vosotros
mismos, y demostrar que deseáis su presencia dándole una sincera
bienvenida. Si todos hubieran hecho una obra minuciosa para elimi-
nar la basura del mundo, y hubieran preparado un lugar para Jesús,
él habría entrado y habría morado con vosotros, y habría hecho una
obra grandiosa por medio de vosotros para la salvación de otras per-
sonas. Pero, aunque no estabais preparados para la obra, la comenzó
entre vosotros con gran poder. Se rescataron apóstatas, los pecadores
se convirtieron, y la noticia se difundió por todas partes. La comuni-
dad fue sacudida. Si la iglesia se hubiera puesto de parte del Señor, y
se hubiera abierto el camino para proseguir la obra, se habría llevado
a cabo tal tarea en _____ y en _____, y en la región circundante,
como nunca la habéis visto. Pero las mentes de los hermanos no
se despertaron, y en gran medida eran indiferentes a este asunto.
Algunos que siempre se han preocupado de sus propios intereses, no
podían concebir que sus mentes se apartaran de sí mismos en esta
ocasión, aunque estuviera en juego la salvación de las almas.
El Señor ha depositado sobre nosotros esta responsabilidad. Es-
tábamos dispuestos a darnos del todo para vosotros por un tiempo si
os poníais de parte de Dios juntamente con nosotros. Pero en este
aspecto el fracaso fue completo. Pusisteis en evidencia una tremen-
da ingratitud frente a las manifestaciones del poder de Dios entre
vosotros. Si hubieseis recibido las señales de la misericordia de Dios
como deberíais haberlo hecho, con corazones agradecidos, y hubie-
seis unido vuestros intereses en la obra con el Espíritu de Dios, no
os encontraríais en la condición en que os halláis ahora. Pero desde
que esa preciosa obra se hizo entre vosotros, habéis descendido, y
os estáis secando espiritualmente.
Todavía no entendéis la parábola de la oveja perdida. No habéis
aprendido la lección que el Maestro divino quería que aprendierais.
Habéis sido alumnos de entendimiento embotado. Leed la parábola
en (
Lucas 15
): “¿Qué hombre de vosotros, teniendo cien ovejas, si
pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto, y va
tras la que se perdió, hasta encontrarla? Y cuando la encuentra, la
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pone sobre sus hombros gozoso; y al llegar a casa, reúne a sus amigos