Página 218 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
En su temperamento se encuentran los elementos de la guerra
y no los de la dulce paz y la armonía. No tiene sabiduría para dar
a cada cual su porción de alimento a su tiempo. “A otros salvad,
arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor,
aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne”.
Judas 23
.
El Hno. B sabe muy poco en cuanto a hacer esta diferencia. Sus
modales son ásperos y es indiscreto en su trato con las almas. Esto
lo descalifica para ser un pastor sabio y cuidadoso. El pastor debe
poseer una combinación de noble generosidad, valor, fortaleza, amor
y ternura.
El Hno. B está en peligro de destruir más de lo que puede edificar.
No ha sometido todas sus facultades a la voluntad de Dios. No ha
sido transformado por la renovación de su entendimiento. Posee
suficiencia propia, y no confía plenamente en la gracia de Dios; sus
obras no son hechas en Dios. Ser pastor implica ocupar un puesto
muy importante, de responsabilidad; alimentar la grey del Señor
es una obra elevada y santa. Hno. B: el Señor no considera que
usted esté en condiciones de guardar su rebaño. Si usted hubiera
aprendido la lección de dominio propio en su experiencia religiosa,
y si hubiera sentido la necesidad de elevar su mente y purificar su
corazón mediante la santificación del Espíritu, y de someter todas
sus facultades a la voluntad de Dios, buscando al mismo tiempo
humildad y mansedumbre, estaría ahora en condiciones de hacer el
bien, y de ejercer una influencia elevadora y para salvación.
Hno. B y Señora: ustedes tienen una obra que hacer que nadie
puede realizar en su lugar. Tienen la tendencia de murmurar y que-
jarse. Deben hacer algo para subyugar sus sentimientos naturales.
Vivan para Dios, conscientes de que no son responsables por los
errores de los demás. Vi, Hno. B, que usted podría ciertamente ser
vencido por Satanás, y además que su fe podría naufragar por com-
pleto, a menos que deje de buscar faltas en los demás y busque en
cambio la religión pura y sin mácula delante de Dios. Necesita elevar
el nivel de sus pensamientos y su conversación; necesita convertirse
por completo.
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La vida y la muerte están delante de usted. Debería considerar
solemnemente que está tratando con el gran Dios, y debería recordar
que él no es un niño de quien uno se puede burlar. No se puede
dedicar a su servicio, y después apartarse de él cuando le da gusto y