Página 224 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
le haría más difícil la victoria sobre el yo, y que contribuiría a que
la senda que conduce al Cielo le resultara más áspera todavía. Su
progreso en el terreno religioso es ahora diez veces más difícil que
cuando estaba solo. Es verdad que estaba solo; porque había per-
dido una joya preciosa. Pero si usted hubiera pedido consejo a sus
hermanos, y hubiera encomendado sus caminos al Señor, él habría
abierto la puerta para que se relacionara con alguien que le habría
sido de ayuda en vez de un estorbo.
Si usted se vuelve ahora humildemente a Dios con todo el cora-
zón, él tendrá piedad de usted y le ayudará. Pero en este momento
usted está privado de su fortaleza, y está listo para comprometer su
fe y su fidelidad a Dios con el fin de complacer a su nueva esposa.
Dios tenga piedad de usted; porque la ruina está delante de usted
a menos que se levante como un verdadero soldado de Cristo, y
entable de nuevo la lucha por la vida eterna. Su única seguridad
consiste en permanecer junto a sus hermanos, y obtener de ellos toda
la fortaleza posible para mantenerse en la verdad. Está a punto de
sacrificar la verdad para obtener paz y felicidad aquí. Está vendiendo
su alma a un precio muy bajo. Su deber en este momento consiste en
hacer todo lo posible para que su esposa sea feliz, sin sacrificar los
principios de la verdad. Debería practicar la tolerancia, la paciencia
y la verdadera cortesía. Al hacerlo, pondrá en evidencia el poder de
la gracia y la influencia de la verdad.
Se me mostró que el amor al dinero es una trampa para usted. El
dinero, al margen de la oportunidad que nos brinda de hacer el bien,
de bendecir al necesitado, e impulsar la causa de Dios, es realmente
de poco valor. Lo poco que posee es una trampa para usted, y a
menos que lo use como sabio y fiel mayordomo en el servicio de su
Maestro, le rendirá no mucho más que miseria. Usted es tacaño y
mezquino. Necesita cultivar una actitud noble y generosa, y apartar
sus afectos de este mundo, o de lo contrario será vencido. El engaño
de las riquezas corromperá de tal manera su alma que el bien será
vencido por el mal. El egoísmo y el amor al dinero triunfarán.
Si usted, mi querido hermano, finalmente se salva, será un mila-
gro de la misericordia. El amor al mundo crece en usted. Considere
cuidadosamente las palabras de Cristo: “Amarás al Señor tu Dios de
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todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el
primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás