Página 294 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
con su vida matrimonial. No hay suficiente romanticismo en ella. La
lectura de novelas ha pervertido todo el buen juicio que alguna vez
tuvieron. Viven en un mundo imaginario. Su imaginación ha creado
maridos para ellas, de esos que sólo se encuentran en los romances
de las novelas. Hablan de amores no correspondidos. Nunca están
contentas ni son felices, porque su imaginación les pinta una vida
irreal. Cuando enfrenten la realidad, y desciendan a la sencillez de la
vida verdadera, y asuman las responsabilidades que les corresponden
en el seno de sus respectivas familias, lo que es la suerte de toda
mujer, entonces van a encontrar contentamiento y felicidad.
Usted ha albergado pensamientos que no eran correctos. Esos
pensamientos dieron frutos. “De la abundancia del corazón habla
la boca”.
Mateo 12:34
. Sus palabras no son siempre castas, puras
y elevadas. “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca”.
Efesios 4:29
. Demasiado a menudo hay engaño en su boca: expresio-
nes de naturaleza inferior que proceden de un corazón que alberga
pensamientos corrompidos y malos deseos.
Por un tiempo sus pies se apartaron de la senda de la rectitud y la
pureza. Usted sabe que su conducta ha desagradado a Dios; que ha
transgredido su santa ley; que estas cosas no se pueden ocultar. Dios
no va a permitir que su pueblo sea engañado en su caso. Su gran
pecado consiste en atraer la simpatía de los que no comprenden su
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conducta torcida, y con ello dividir el juicio del pueblo que profesa
la verdad. Me da lástima. Me duele el corazón por su causa. No veo
nada delante de usted, sino perdición; nada, sino un total naufragio
de la fe.
¿Cubrirá usted sus pecados y así hará frente al asunto? Dios dice
que de ese modo no prosperará. Por lo contrario, el que confiesa sus
pecados y se aparta de ellos alcanzará misericordia. ¿Elegirá usted la
muerte? ¿Cerrará la puerta del reino de los cielos frente a sí mismo
por no someter su malvado orgullo? Su única esperanza consiste en
confesar sus apostasías. Dios ha iluminado su senda. ¿Quedará usted
con su propia conducta corrompida? ¿Echará la verdad por la borda
porque ésta no apoya su conducta impía? ¡Oh, le ruego que rasgue
su corazón y no sus vestiduras! Haga una obra completa con la mira
puesta en la eternidad. Dios será misericordioso con usted. Alguien
rogará a Dios por usted. El no despreciará el corazón quebrantado y