Página 296 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
haga, todos los esfuerzos realizados en el pasado para obedecer la
verdad no lo van a salvar ni van a cubrir sus errores. Jesús requiere
de usted una reforma total; entonces le va a ayudar, lo va a bendecir
y lo va a amar, y borrará todos sus pecados con su propia preciosa
sangre. Usted puede redimir el pasado. Puede corregir sus caminos
y ser todavía una honra para la causa de Dios. Puede hacer el bien
si se aferra de la fortaleza de Dios y trabaja en su nombre, para su
propia salvación y el bien de los demás.
Su familia todavía puede ser feliz. Su esposa necesita su ayuda.
Se parece a una vid adherida al parrón; necesita apoyarse en su
fortaleza. Usted puede ayudarle y conducirla. No debería censurarla
jamás. Nunca la reprenda si sus esfuerzos no son lo que usted piensa
que deberían ser. Por el contrario, anímela con palabras tiernas y
amorosas. Puede ayudarle a conservar su dignidad y su respeto pro-
pio. Nunca encomie las acciones de otras personas en su presencia,
para que ella no crea que lo hace a fin de que sus deficiencias resal-
ten. Usted ha sido duro e insensible en este sentido. Ha manifestado
más cortesía para su servidumbre que para ella; ha puesto a sus
servidores por encima de ella en la casa.
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Dios ama a su esposa. Ella ha sufrido; pero él lo ha notado todo,
lo ha visto todo, y no 10 considerará sin culpa por las heridas que
le ha inferido. Ni la riqueza ni la inteligencia brindan felicidad.
Es el valor moral. Para el Cielo la verdadera bondad es verdadera
grandeza. La calidad de los sentimientos morales determina el valor
de un hombre. Una persona puede tener propiedades e inteligencia,
y sin embargo ser sin valor, porque el fuego resplandeciente de
la bondad jamás ha ardido en el altar de su corazón, y porque su
conciencia ha sido cauterizada, ennegrecida y deformada por el
egoísmo y el pecado. Cuando la concupiscencia de la carne domina
al hombre, y se permite que gobiernen las malas pasiones de la
naturaleza carnal, se fomenta el escepticismo con respecto a las
realidades de la religión cristiana, y se expresan dudas como si
dudar constituyera una virtud especial.
La vida de Salomón podría haber sido notable hasta el mismo fin,
si hubiera conservado la virtud. Pero él sometió esta gracia especial
a la pasión y a la concupiscencia. En su juventud le pidió a Dios
que lo guiara, y confió en él, y el Señor le dio tal sabiduría que
asombró al mundo. Su poder y su sabiduría fueron alabados en toda