Página 302 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
conducta independiente que tú mismo has elegido, podrías perder
tu alojamiento, y ellos tendrían que buscar otro para que haga esas
mismas cosas que tú crees son demasiado insignificantes para ti.
Ahora estás haciendo un trabajo más grande y más pesado del que te
permiten tus fuerzas. Te gusta hacer el trabajo de un hombre. Tienes
una terquedad muy propia de ti, que debes abandonar. Tienes que
morir al yo, crucificarlo y vencerlo. No puedes ser un verdadero
seguidor de Cristo a menos que emprendas esta tarea resueltamente.
Vi que no posees naturalmente ni reverencia ni respeto por las
personas mayores. Tendrías que ser fiel en el cumplimiento de los
pequeños mandados y deberes que se te pide lleves a cabo, y no
hacerlos a regañadientes como si fueran una carga. No te das cuenta
cuán desagradable y antipático te pones cuando te portas así. De
este modo no puedes ser feliz tú mismo, ni hacer felices a los que te
rodean. Debes recordar que Dios requiere de ti, como siervo suyo,
que seas fiel, paciente, amable, afectuoso, obediente y respetuoso.
No podrás lograr la perfección cristiana a menos que poseas un
cabal dominio de tu propio espíritu. Tú permites que surjan ciertos
sentimientos pecaminosos en tu corazón, que te perjudican muchísi-
mo, y que tienden a fomentar una actitud dura y desafiante, en nada
semejante al espíritu de Cristo, cuya vida se te ha ordenado imitar.
Querido muchacho: comienza de nuevo, con determinación y
con la ayuda de Dios, a seguir lo que es verdadero, amable y de buena
reputación. El temor de Dios, unido al amor y al afecto por todos los
que te rodean, se debe revelar en todas tus acciones. Sé fiel, y haz
bien las cosas; desembarázate de todo lo que tenga apariencia de
descuido. Ten un sitio para cada cosa, y pon cada cosa en su sitio. Sé
bien dispuesto, amable, alegre y simpático. Entonces te podrás abrir
camino al corazón de los que se relacionan contigo. Ten siempre en
cuenta una cosa: ningún joven podrá asumir la actitud correcta si
no respeta a las mujeres y no trata de alivianar sus cargas. La peor
característica que se puede encontrar en un joven es considerar que
se rebaja si alivia las tareas de una mujer. Tal hombre está marcado.
Ninguna mujer le va a confiar su vida a semejante hombre; porque
nunca va a ser un esposo tierno, cuidadoso y considerado.
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El niño es el precursor del hombre. Te ruego que mires rectamen-
te delante de ti. Haz todo lo que haya que hacer, por insignificante
que parezca, por desagradable que pudiera ser. Entonces contarás