Página 303 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Carta a un muchacho huérfano
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con la aprobación de los que te rodean, y lo que se debe apreciar
mucho más todavía, dispondrás de la aprobación de Dios. No pue-
des ser cristiano a menos que seas fiel en lo poco. Si oras y luchas
para hacer lo mejor posible al llevar a cabo cada deber, Dios te va a
bendecir y ayudar. Cuando Jesús venga a llevarse a sus fieles, ¿qui-
sieras oírle decirte: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido
fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor”
Mateo
25:21
? ¿Quisieras que desaparecieran todas las imperfecciones de tu
carácter, para que seas hallado sin falta delante del trono de Dios? Si
es así, entonces tienes que hacer una obra que nadie puede hacer por
ti. Tienes una responsabilidad individual delante del Señor. Tienes
que caminar en la luz, y recibir a diario la fortaleza del Altísimo para
vencer toda imperfección, y encontrarte finalmente entre los fieles,
leales y santos en el reino de Dios. No cedas a la tentación. Satanás
te va a molestar, y va a tratar de dominar tu mente con el fin de
inducirte a pecar. “Resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos
a Dios, y él se acercará a vosotros”
Santiago 4:7-8
.
Recuerda que el ojo de Dios siempre está sobre ti. Cuando
respondes irrespetuosamente, Dios te ve y te oye. Está llegando
el momento cuando todos serán juzgados de acuerdo con lo que
hayan hecho en el cuerpo. Tendrás que participar del juicio. Jesús te
aceptará o te rechazará. Huye hacia él para obtener fortaleza y gracia.
Desea ayudarte; desea ser el Guía de tu juventud, y fortalecerte de tal
manera que puedas ser una bendición para otros que se encuentran
bajo tu influencia. Dios te ama, y te va a salvar si caminas de acuerdo
con las pautas que él ha dado; pero si te rebelas, y decides seguir tu
propia conducta, será para tu perdición eterna. Ora mucho; porque
la oración es uno de los deberes más esenciales. Sin ella no puedes
observar una conducta cristiana. Eleva, fortalece y ennoblece; es el
alma en conversación con Dios.
No creas que puedes suspender por un solo instante los esfuerzos
que estás haciendo para mantenerte vigilante; no puedes. Estudia con
diligencia la Palabra de Dios, para que no estés en la ignorancia con
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respecto a las artimañas de Satanás, y para que aprendas en forma
más perfecta el camino de la salvación. Tu voluntad debe estar
inmersa en la voluntad de Dios. No procures tu propio placer, sino el
de los que te rodean; y si lo haces, no podrás ser otra cosa sino feliz.
Acude a Jesús con todas tus necesidades, y anhela con confianza