Página 312 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Una actitud egoísta y dictatorial
Querido Hno. U,
Se me mostró en la última visión que usted necesita vigilarse a
sí mismo con celo y cuidado, pues de otra manera su temperamento
tan peculiar lo va a dominar del todo. Usted se equivocó cuando se
puso a orar por la hermana V, y asumió la misma actitud dictatorial y
dominante que ha sido la maldición de su vida. Atacó al hermano W
cuando, si hubiera tomado en consideración sus fracasos del pasado,
debería haber sido discreto y modesto. Le va a resultar muy difícil
vencer el hábito de vigilar a los demás, tomar nota de cosas pequeñas,
y hablar de una manera tajante y censuradora. Nada de esto le
importa en absoluto. Tan ciertamente como que usted fracasa en
este sentido, la puerta queda abierta para fracasos mayores. No hay
otra seguridad para usted fuera de ejercer constante dominio propio,
y controlar su alma mediante la paciencia. No está en condiciones
de llevar a cabo una gran obra; no obstante, si obra correctamente,
puede hacer algo de bien en la causa de Dios. Su influencia no
necesita causar perjuicios; pero si se conserva para Dios y permite
que él lo santifique, puede hablar palabras de paz y consuelo, y dar
testimonio de las grandes riquezas de Dios y del eterno amor de
Jesús.
Permita que su corazón sea suavizado y ablandado gracias a
la divina influencia del Espíritu de Dios. No debería hablar tanto
acerca de sí mismo, porque esto no va a fortalecer a nadie. No
debería convertirse en el centro, ni creer que siempre se tiene que
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preocupar de usted mismo, ni inducir a otros a que lo cuiden. Aparte
su mente de sí mismo y oriéntela en direcciones más saludables.
Hable de Jesús, y deje que el yo se vaya; sumérjalo en Cristo y que
éste sea el lenguaje de su corazón: “Ya no vivo yo, mas vive Cristo
en mí”.
Gálatas 2:20
. Jesús será para usted un pronto auxilio en
todo momento de necesidad. No lo va a dejar solo para combatir
con los poderes de las tinieblas. ¡Oh, no! Hay un Auxiliador que es
poderoso para salvar hasta lo sumo a los que a él se allegan.
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