Un remedio para el sentimentalismo
Querida Hna. B,
En la visión que se me dio el 12 de junio se me mostró su caso.
Se encuentra en un estado lamentable, no tanto por causa de la
enfermedad que padece actualmente, aunque no se encuentra bien,
sino porque usted se imagina que es incapaz de trabajar. Se me
mostró que hace algunos años permitió que su mente se espaciara
demasiado en los muchachos. Con frecuencia ha hecho de ellos el
tema de su conversación, y su mente ha discurrido por canales poco
provechosos para su progreso espiritual. Ha caído en una corriente
de pensamientos que ha dado malos resultados. Ha perjudicado su
cuerpo, y ha abusado de él, y como consecuencia ha llegado a una
condición mental rayana en la imbecilidad. Se ha entregado a una
corriente de pensamientos enfermiza y sentimental, hasta casi llegar
a la ruina del cuerpo y el alma. Su falta de gusto por el ejercicio
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físico es muy mala para usted. El trabajo útil, resultante de asumir
los deberes del hogar, y el dedicarse a tareas beneficiosas, pueden
vencer esta condición enfermiza y sentimental más rápidamente que
por cualquier otro método.
Usted ha sido objeto de demasiada simpatía. Liberarla de toda
responsabilidad ha sido un tremendo error. Casi todos sus pensa-
mientos se concentran ahora en sí misma. Se ha vuelto irascible, y
su mente se espacia en las cosas tristes; se imagina que su condición
es sumamente grave, e incluso ya está decidiendo mentalmente que
nunca se va a sanar a menos que se case. En la situación mental
en que se encuentra ahora no está en condiciones de casarse. Na-
die la querría en la condición de desamparo e inutilidad en que se
halla. Si alguien se imaginara que la ama, posiblemente no valdría
nada, porque ningún hombre sensato podría pensar ni siquiera por
un momento en poner sus afectos en alguien tan inútil.
La condición triste y sombría de su mente, que la induce a llorar
y a creer que la vida no es deseable, es el resultado de permitir
que sus pensamientos discurran por canales impuros, referentes a
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