Página 319 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Un remedio para el sentimentalismo
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el resultado de las acciones y los motivos puros y santos, le dará un
tono de vigor y libertad a todos los órganos del cuerpo.
La paz interior, y una conciencia desprovista de ofensas a Dios,
vivificará y vigorizará el intelecto, como el rocío que se derrama
sobre las tiernas plantas. La voluntad está, entonces, correctamente
dirigida y controlada, y aunque es más decidida, está libre de perver-
sidad. Las meditaciones son placenteras porque están santificadas.
La serenidad mental que usted puede poseer será una bendición para
todos los que se relacionan con usted. Esta paz y esta calma llegarán
a ser naturales con el tiempo, y reflejarán sus preciosos rayos sobre
todos los que la rodean, para volver de nuevo a reflejarse sobre usted.
Mientras más guste de esta paz celestial y de esta serenidad de la
mente, más aumentarán. Es un placer animado y viviente que no
sume todas las energías morales en un estupor, sino que las despierta
para llevar a cabo una actividad mayor. La paz perfecta es un atributo
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del Cielo que los ángeles poseen. Quiera Dios ayudarle a poseer esta
paz.
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