Página 323 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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El deber hacia los huérfanos
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en una! Este único éxito contrarrestará todos los desánimos que
hayamos experimentado antes.
Pocos tienen una noción exacta de lo que abarca la palabra
cristiano. Es ser semejante a Cristo, es hacer el bien en favor de
los demás, es estar desprovisto de egoísmo y que nuestras vidas
estén marcadas por actos de desinteresada generosidad. El Redentor
deposita las almas en los brazos de los miembros de la iglesia,
para que las cuiden abnegadamente y las preparen para el Cielo, y
para que de ese modo se conviertan en colaboradores suyos. Pero la
iglesia demasiado a menudo los arroja al campo de batalla del diablo.
Algún miembro de iglesia dice: “No es mi deber”, y se excusa con
alguna trivialidad. “Bueno -dice otro-, tampoco es mi deber”, y por
último no es deber de nadie y el alma queda abandonada para perecer.
Es deber de todo cristiano dedicarse a esta empresa de abnegación y
sacrificio. ¿No es capaz Dios de acrecentar sus graneros y aumentar
sus rebaños, de manera que en lugar de pérdida haya ganancia? “Hay
quienes reparten, y les es añadido más; y hay quienes retienen más
de lo que es justo, pero vienen a pobreza”.
Proverbios 11:24
.
La obra de todo hombre será probada y sometida a juicio, y cada
cual será recompensado de acuerdo con sus obras. “Honra a Jehová
con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; y serán llenos
tus graneros con abundancia”.
Proverbios 3:9-10
. “¿No es más bien
el ayuno que yo escogí, desatar las ligaduras de impiedad, soltar las
cargas de opresión, y dejar ir libres a los quebrantados, y que rompáis
todo yugo? ¿No es que partas tu pan con el hambriento, y a los pobres
errantes albergues en casa; que cuando veas al desnudo, lo cubras,
y no te escondas de tu hermano?”
Isaías 58:6-7
. Lean el versículo
siguiente, y noten la rica recompensa prometida a los que hacen esto:
“Entonces nacerá tu luz como el alba, y tu salvación se dejará ver
pronto”.
vers. 8
. Aquí hay una promesa preciosa y abundante para
todos los que se interesen en los casos de los necesitados. ¿Cómo
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puede Dios descender para bendecir y prosperar a los que no se
preocupan de nadie fuera de sí mismos, y que no usan lo que Dios
les ha confiado para glorificar su nombre en la tierra?
La Hna. Ana More falleció; murió como mártir por causa del
egoísmo de un pueblo que profesa procurar gloria, honra, inmor-
talidad y vida eterna. Separada de los creyentes durante el pasado
invierno, que fue muy frío, esta abnegada misionera murió porque