Página 328 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
mucho. Pero un alma salvada resplandecerá en el reino de los cielos
por las edades eternas.
Algunos ministros están dormidos, y los hermanos también es-
tán dormidos; pero Satanás está bien despierto. Hay poco sacrificio
en favor de Dios y la verdad. Los ministros deben dar el ejemplo.
En sus labores, deberían mostrar que consideran las cosas eternas
de valor infinito, y las cosas terrenas como nada en comparación.
Hay ministros que están predicando la verdad presente, que deben
convertirse. Sus entendimientos deben vigorizarse. Sus corazones
se tienen que purificar, sus afectos deben girar en torno de Dios.
Deberían presentar la verdad de manera que despierte el intelecto
para que puedan apreciar su excelencia, su pureza, y su carácter
sagrado. Para hacerlo, deberían mantener delante de la mente temas
de carácter elevado, que ejerzan una influencia purificadora, revi-
talizadora y exaltada sobre la inteligencia. El fuego purificador de
la verdad debería arder sobre el altar de sus corazones, para darle
buena influencia y carácter a sus vidas; entonces, no importa dónde
vayan, en medio de las tinieblas y las sombras, iluminarán a los que
están en la oscuridad con la luz que mora en ellos y que irradia a su
alrededor.
Los ministros deben estar imbuidos del mismo espíritu que se
manifestó en su Maestro cuando estuvo sobre la tierra. Anduvo ha-
ciendo bienes, bendiciendo a los demás por medio de su influencia.
Fue un varón de dolores, experimentado en quebrantos. Los mi-
nistros deberían tener conceptos claros acerca de las cosas eternas,
y de los requerimientos de Dios para con ellos; entonces podrán
impresionar a los demás, e inducirlos a gustar la contemplación de
las cosas celestiales.
Los ministros deberían convertirse en estudiosos de la Biblia.
¿Son poderosas las verdades que presentan? Entonces deberían tratar
de hacerlo con habilidad. Sus ideas deberían ser claras y definidas,
y su actitud fervorosa; en caso contrario debilitarán la verdad que
presentan. Mediante la blanda presentación de la verdad, sólo re-
pitiendo la teoría sin que ésta los sacuda a ellos mismos, nunca
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van a convertir a los seres humanos. Aunque vivieran tanto tiempo
como Noé, sus esfuerzos no darían resultados. Su amor por las al-
mas debería ser intenso, y su celo ferviente. Una presentación de la
verdad tranquila y sin sentimientos, nunca despertará a los hombres