Página 333 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Un llamado a los ministros
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cabal de las Escrituras no tenían importancia, mientras ellos tuvieran
el Espíritu. Pero Dios nunca envía su Espíritu para sancionar la
ignorancia. Los que no tienen conocimiento, y que se encuentran en
una situación tal que les resulta imposible obtenerlo, el Señor puede
tener piedad de ellos y bendecirlos, y a veces lo hace, y condesciende
de tal manera que su fortaleza se perfecciona en la debilidad de
ellos. Pero les impone el deber de estudiar su Palabra. La falta de
conocimiento de las ciencias no es excusa para descuidar el estudio
de la Biblia; porque las palabras de la inspiración son tan claras que
hasta el hombre sin letras las puede entender.
De todos los hombres que se encuentran sobre la superficie
de la tierra, los que presentan las solemnes verdades para estos
tiempos peligrosos deberían comprender sus Biblias y conocer las
evidencias de nuestra fe. A menos que conozcan la Palabra de
vida, no tienen derecho a enseñar a los demás el camino de la vida.
Los ministros deberían procurar con toda diligencia añadir a su
“fe, virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio
propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la
piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor”.
2 Pedro 1:5-7
.
Algunos de nuestros ministros se graduaron cuando apenas habían
aprendido los rudimentos de la doctrina de Cristo. Los que son
embajadores del Señor, deberían estar calificados para presentar
inteligentemente nuestra fe, y en condiciones de dar razón de su
esperanza, con mansedumbre y temor. Cristo dijo: “Escudriñad las
Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida
eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”.
Juan 5:39
.
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Los ministros que enseñan una verdad impopular, serán acosados
por hombres instados por Satanás y que, como su amo, pueden citar
las Escrituras fácilmente; y, ¿estarán los siervos de Dios en condición
de inferioridad frente a los siervos de Satanás en el manejo de las
palabras de la inspiración? Ellos, como Cristo, deberían estar en
condiciones de confrontar la Escritura con la Escritura. ¡Oh, si los
que ministran con las cosas sagradas se despertaran y, como los
nobles bereanos, escudriñaran cada día las Escrituras! Hermanos
en el ministerio: les ruego que estudien las Escrituras con humilde
oración para que tengan un corazón capaz de comprender, a fin de
que puedan enseñar el camino de la vida en forma más perfecta. El
consejo de ustedes, sus oraciones y su ejemplo debería ser sabor de