Página 348 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

Basic HTML Version

344
Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
incorruptible, un eterno peso de gloria y una vida que se compara
con la de Dios? Ya que tenemos este gran incentivo, ¿no podemos
correr “con paciencia la carrera que nos es propuesta, puestos los
ojos en el autor y consumador de la fe, en Jesús”? El nos ha indicado
el camino, y ha señalado todo el trayecto con sus pisadas. Es la senda
que él ha recorrido, y podemos experimentar con él la abnegación y
el sufrimiento, y andar en esa senda señalada por su propia sangre.
“Así que, yo de esta manera corro, no como a cosa incierta;
de esta manera peleo, no como quien hiere al aire; antes hiero mi
cuerpo, y lo pongo en servidumbre”. En esto tiene una obra que
hacer todo hombre, mujer y niño. Satanás procura constantemente
obtener el dominio de nuestro cuerpo y espíritu. Pero Cristo nos
ha comprado, y somos su propiedad. Nos toca obrar unidos con
Cristo y con los santos ángeles que ministran en nuestro favor.
Nos toca mantener en sujeción al cuerpo. A menos que lo hagamos,
perderemos ciertamente la vida eterna y la corona de la inmortalidad.
Y, sin embargo, algunos dicen: “¿A quién le importa lo que como
o bebo?” Os he mostrado qué relación tiene con los demás vuestra
conducta. Habéis visto que tiene mucho que ver con la influencia
que ejercéis sobre vuestras familias. Tiene un gran papel en la obra
de moldear el carácter de vuestros hijos.
Como he dicho antes, vivimos en una era corrupta. Es un tiempo
en que Satanás parece ejercer un dominio casi perfecto sobre las
mentes que no están plenamente consagradas a Dios. Por lo tanto,
[322]
descansa una gran responsabilidad sobre los padres y los tutores que
tienen que criar a los niños. Los padres han asumido la responsa-
bilidad de traer estos niños a la vida; y ahora, ¿cuál es su deber?
¿Consiste en dejarlos criarse lo mejor que puedan o como quieran?
Permitidme deciros que recae una pesada responsabilidad sobre esos
padres. “Si pues coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo a
gloria de Dios”.
1 Corintios 10:31
. ¿Hacéis esto cuando preparáis
alimento para vuestras mesas, y llamáis a la familia a participar de
ellos? ¿Estáis colocando delante de vuestros hijos solamente alimen-
tos que producirán la mejor sangre? ¿Contribuirá este alimento a
conservar sus cuerpos en la condición menos febril? ¿Es de clase
que los pondrá en la mejor condición de vida y salud? ¿Es tal el
alimento que procuráis colocar delante de vuestro hijos? ¿O será