Página 351 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

Basic HTML Version

La temperancia cristiana
347
os llevéis a vuestros hijos y los encerréis, o vayáis al desierto donde
no seréis una carga para nadie, y donde vuestros indisciplinados y
viciosos hijos no corromperán a la sociedad a la que se incorporan.
Muchos que han adoptado la reforma pro salud han abandonado
todo lo perjudicial; pero ¿se sigue de ello que porque han dejado
estas cosas, pueden comer tanto como quieran? Se sientan a la
mesa, y en vez de considerar cuánto deben comer, se entregan al
apetito y comen en exceso. Luego, el estómago debe trabajar hasta
el extremo durante el resto del día para eliminar la carga que se le ha
impuesto. Todo alimento ingerido, del cual el organismo no deriva
beneficio, es una carga para la naturaleza en su trabajo. Estorba
la máquina viviente. El organismo queda obstruido y no puede
realizar su trabajo con éxito. Los órganos vitales quedan recargados
innecesariamente, y la fuerza nerviosa del cerebro es desviada al
estómago para ayudar a los órganos digestivos a realizar su obra de
disponer de una cantidad de alimento que no beneficia al organismo.
De esta manera la fuerza del cerebro es disminuida por las exi-
gencias que se le imponen para ayudar al estómago a llevar su pesada
carga. Y después de realizada la tarea ¿qué sensaciones se experi-
mentan como resultado de este gasto innecesario de fuerza vital?
[325]
Una sensación de debilidad y desfallecimiento, como que se debiera
comer más. Tal vez esta sensación se produce precisamente antes de
la hora de comer. ¿Cuál es la causa? La naturaleza se quedó agotada
por su trabajo; de ahí viene esa sensación de cansancio. Y pensáis
que el estómago dice: “más alimento”, cuando su cansancio dice
claramente: “dadme reposo”.
El estómago necesita descansar a fin de recuperar sus energías
agotadas, para dedicarlas al próximo trabajo. Pero en vez de conce-
derle un período de descanso, pensáis que necesita más alimento e
imponéis otra carga a la naturaleza y le negáis el reposo que necesita.
Es como el caso de un hombre que trabaja en el campo durante toda
la primera parte del día hasta cansarse. Al llegar a casa a las doce,
dice que está cansado y agotado; pero se le indica que vuelva a
trabajar para obtener alivio. Así es como tratáis al estómago. Está
totalmente agotado. Pero en vez de darle reposo, se le da más ali-
mento, y luego se desvía la vitalidad de otras partes del organismo
hacia el estómago para ayudar en el trabajo de la digestión.