Página 36 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

Basic HTML Version

32
Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
lo hicisteis”.
Mateo 25:45
. A vosotros que habéis sido egoístas, que
habéis procurado toda la vida vuestra propia comodidad y vuestra
ventaja, os digo que las horas de vuestra prueba están llegando rápi-
damente a su fin. ¿Qué estáis haciendo para redimir vuestra vida del
egoísmo y la inutilidad? ¡Despertaos! ¡Despertaos!
Al considerar vuestro interés eterno, poneos de pie, y comenzad
a sembrar buena semilla. Cosecharéis lo que sembréis. La cosecha
se aproxima, la gran cosecha cuando segaremos lo que hemos sem-
brado. No habrá falla; la cosecha es segura. Ahora es el momento
de sembrar. Haced ahora esfuerzos para ser ricos en buenas obras,
“dadivosos, generosos; atesorando para sí buen fundamento para lo
por venir, que echen mano de la vida eterna”.
1 Timoteo 6:18, 19
.
Os imploro, mis queridos hermanos de todo lugar, que os despo-
jéis del hielo de vuestra frialdad. Animaos mutuamente a amar la
hospitalidad, a querer auxiliar a los que necesitan ayuda.
Podéis decir que habéis sido sorprendidos en vuestra buena fe y
que habéis compartido vuestros medios con personas indignas de
vuestra caridad, y que por lo tanto no os sentís animados a tratar
de ayudar a los necesitados. Os presento a Jesús. Vino a salvar al
hombre caído, a traer salvación a su propia nación; pero ellos no
quisieron aceptarlo. Respondieron a su misericordia con insultos y
[30]
desprecio, y finalmente enviaron a la muerte al que había venido
para darles vida. ¿Se apartó Dios de la raza caída por causa de esto?
Aunque vuestros esfuerzos por hacer el bien hayan fracasado noventa
y nueve veces, y hayáis recibido solamente insultos, reproches y
odio, si a la centésima vez obtenéis éxito, y un alma se salva, ¡qué
victoria habréis conseguido! Un alma arrancada de las garras de
Satanás; un alma beneficiada, un alma animada. Esto compensará
mil veces todos vuestros esfuerzos. A vosotros Jesús os dirá: “En
cuanto lo hicisteis a uno de éstos mis hermanos más pequeños, a
mi lo hicisteis”.
Mateo 25:40
. ¿No deberíamos hacer con alegría
todo lo posible para imitar la vida de nuestro divino Señor? Muchos
retroceden ante la idea de hacer algún sacrificio en favor de los
demás. No están dispuestos a sufrir para ayudar a otros. Se arrullan
con la idea de que no se les pide que se perjudiquen en beneficio de
los demás. A los tales digo: Jesús es nuestro ejemplo.
Cuando se hizo el pedido de que los hijos de Zebedeo se sen-
taran uno a la derecha y el otro a la izquierda de Jesús en su reino,