Página 37 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

Basic HTML Version

Trabajando por Cristo
33
el Señor contestó: “No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber del vaso
que yo he de beber, y ser bautizados con el bautismo con que yo
soy bautizado? Y ellos le dijeron: Podemos. El les dijo: A la verdad,
de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado,
seréis bautizados; pero el sentaros a mi derecha y a mi izquierda,
no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado por
mi Padre”.
Mateo 20:22-23
. ¿Cuántos pueden responder: Podemos
beber del vaso; podemos ser bautizados con el bautismo; y respon-
der inteligentemente? ¿Cuántos imitan al gran Ejemplo? Todos los
que profesáis ser seguidores de Cristo, al dar este paso, os habéis
comprometido a andar como él anduvo. No obstante, la conducta de
muchos pone de manifiesto que en su elevada profesión de la verdad
se refieren muy poco al Modelo en lo que respecta a conformar
sus vidas a él. Adaptan su conducta para que alcance sus propias
normas imperfectas. No imitan la abnegación de Cristo ni su vida
de sacrificio en favor de los demás.
Los pobres, los desamparados y las viudas están entre nosotros.
Oí a un rico granjero describir la condición de una pobre viuda que
vivía entre ellos. Lamentó sus apremiantes circunstancias y después
[31]
dijo: “No sé cómo va a poder pasar este frío invierno. Está pasando
ahora por momentos muy difíciles”. Los tales se han olvidado del
Modelo, y por medio de sus actos dicen: “No, Señor, no podemos
beber del vaso de abnegación y humillación que tú bebiste, ni ser
bautizados con el sufrimiento con que tú fuiste bautizado. No pode-
mos vivir para beneficiar a los demás. Nuestra ocupación consiste en
cuidar de nosotros mismos”. ¿Quién puede saber cómo lo va a pasar
la viuda si no son los que tienen sus graneros bien colmados? Los
medios para que ella pueda sobrevivir están al alcance de la mano.
¿Cómo se atreven aquellos a quienes Dios ha hecho sus mayordo-
mos, a quienes ha confiado medios económicos, a sustraérselos a
los necesitados discípulos de Cristo? Si así lo hacen, se los sustraen
a Jesús. ¿Esperáis vosotros que Dios haga caer alimento del cielo
para atender al necesitado? ¿No los ha puesto acaso entre vosotros,
para ayudarles y bendecirlos por medio de vosotros? ¿No os ha
hecho acaso sus instrumentos para realizar esta buena obra, a fin de
probaros, y daros el privilegio de depositar tesoros en el Cielo?
Los niños que carecen de padres y madres son depositados en
los brazos de la iglesia, y Cristo dice a sus seguidores: “Tomad