Página 365 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Extremos en la reforma pro salud
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por la presión y se rebelan. Pero no era así en este caso. Ella soportó
que él fuera su conciencia y trató de pensar que era para bien. Pero
un temperamento ultrajado no se sujeta fácilmente. Sus pedidos eran
sinceros. La aguda necesidad natural de algo más nutritivo la llevó a
usar la súplica, pero sin efecto. Sus necesidades eran pocas, pero no
fueron consideradas. Dos niños han sido sacrificados a los ciegos
errores y el ignorante fanatismo de un padre. Si hombres inteligentes
trataran a los animales como él trató a su esposa con respecto a la
comida, la comunidad tomaría el asunto en sus propias manos y los
llevaría ante la justicia.
En primer lugar, B no debiera haber cometido el grave delito de
traer al mundo a niños que, según le podía indicar su razón, serían
enfermos porque necesariamente recibirían una mezquina herencia
de sus padres. Había de transmitirles una mala herencia. Su sangre
forzosamente estaría llena de humores escrofulosos de los padres,
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especialmente del padre, cuyos hábitos han sido tales como para
corromperle la sangre y debilitar todo su organismo. Estos niños no
sólo han de recibir una tendencia enfermiza en un doble sentido,
sino lo que es peor, llevarán las deficiencias mentales y morales del
padre, y la falta de noble independencia, coraje moral y fuerza de la
madre. El mundo ya está afligido por el aumento de personas de este
tipo, condenadas a descender más bajo que sus padres en la escala
de fuerza física, mental y moral; pues su situación y entorno no son
ni siquiera tan favorables como fueron los de sus padres.
B no es capaz de cuidar de una familia. No puede mantener una
familia como se la debiera mantener, y nunca debiera haber tenido
una. Su matrimonio fue un error. Le ha dado una vida miserable a
su esposa, y ha aumentado su desgracia al tener hijos. De algunos
de ellos sólo se puede decir que existen.
Los que profesan ser cristianos no debieran casarse hasta des-
pués de haber considerado el asunto cuidadosamente y con oración,
de un modo elevado, para ver si Dios puede ser glorificado por la
unión. Luego debieran considerar debidamente el resultado de cada
privilegio de la relación matrimonial, y principios santificadores
debieran ser la base de todas sus acciones. Antes de aumentar su
familia, debieran considerar si Dios sería glorificado o deshonrado
al traer ellos hijos al mundo. Debieran tratar de glorificar a Dios por
medio de su unión desde el primero y durante cada año de su vida