Extremos en la reforma pro salud
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Es un error generalizado pensar que no es necesario para una
mujer embarazada cambiar su modo de vida. En este período impor-
tante debiera aliviarse a la madre en sus trabajos. Se están llevando
a cabo grandes cambios en su organismo. Este requiere una mayor
cantidad de sangre, y por lo tanto, un aumento en la cantidad de
alimentos altamente nutritivos que han de convertirse en sangre.
A menos que tenga una abundante provisión de alimentos nutriti-
vos, no puede mantenerse físicamente fuerte, y les resta vitalidad a
sus hijos. También debe prestar atención a su vestimenta. Debiera
cuidar su cuerpo del frío. No debiera malgastar su vitalidad en la
zona superficial de su cuerpo por falta de suficiente abrigo. Si se
priva a la madre de abundantes alimentos saludables y nutritivos,
sufrirá de una deficiencia en la cantidad y calidad de sangre. Su
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circulación será pobre y su hijo sufrirá esta misma carencia. El hijo
será incapaz de retener el alimento necesario en la producción de
buena sangre para nutrir el organismo. El bienestar de la madre y
el niño dependen en mucho de una vestimenta buena y abrigada y
una provisión de alimentos nutritivos. Debe considerarse la carga
extra que debe soportar la vitalidad de la madre y brindarse una
compensación adecuada.
Pero, por otro lado, la idea de que las mujeres, por causa de su
estado especial, pueden permitirse fomentar un apetito descontrola-
do, es un error basado en la costumbre en vez de la razón. El apetito
de la mujer en este estado puede ser variable, irregular y difícil de
satisfacer; y por costumbre se le permite ingerir todo lo que le guste,
sin consultar a la razón en cuanto a si cierto alimento puede nutrir su
cuerpo y ayudar al crecimiento de su hijo. Los alimentos debieran
ser nutritivos, pero no estimulantes. Por costumbre se le permite
comer, si lo desea, carne, encurtidos, comida altamente sazonada
o pasteles de carne picada; se siguen solamente las inclinaciones
del apetito. Este es un gran error, y causa mucho daño. El daño es
inestimable. Si en algún momento se necesita un régimen alimen-
tario sencillo y un cuidado especial por la calidad de los alimentos
ingeridos, es precisamente en este importante período.
Las mujeres que obran por principio, y que han sido instruidas
correctamente, no se apartarán de un régimen sencillo, muy espe-
cialmente en este tiempo. Tendrán en cuenta que otra vida depende
de ellas, y serán cuidadosas en cuanto a sus hábitos, y especialmente