Página 372 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
lo obligue a hacerlo. Tiene rasgos de carácter que son deplorables
y que debiera vencer. Es más responsable que B, y su caso es peor;
por cuanto es más inteligente y sabe más. B es sólo su sombra.
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El hermano C es obstinado; es muy firme en cuanto a lo que le
gusta y lo que le disgusta. Si emprende un camino equivocado, y
sigue la inclinación de su mente, no actuando con sabiduría, y se le
señala su error, aun cuando sabe que está equivocado, es tan reticente
a aceptar que ha estado en el error y tomado un camino errado, que
inventará alguna excusa para hacer creer a los demás que, a pesar de
todo, está prácticamente en la verdad. Esta es la razón por la que se
lo ha dejado seguir su propio criterio y juicio, que son locura.
En la familia de su padre no ha sido una bendición sino una
causa de angustia y tristeza. No se sojuzgó su voluntad en su niñez.
Era tan reticente a reconocer con franqueza que había cometido
errores y se había equivocado que, para salir del paso, utilizaba toda
su capacidad intelectual para inventar una excusa, complaciéndose
al pensar que no era una rotunda mentira, en vez de humillarse lo
necesario como para confesar su error. Ha incorporado este hábito
a su vida religiosa. Posee la facultad particular de disculparse de
algún error aduciendo que tiene mala memoria, cuando en realidad
a menudo es él quien elige olvidar.
Sus familiares y amigos podían haber sido atraídos a la verdad
si él hubiera sido lo que Dios quería que fuese. Pero su conducta
obcecada lo ha hecho desagradable. Ha usado la verdad como motivo
de disputa. A pesar de la oposición de su padre trató temas bíblicos
con sus familiares y discutió con ellos los temas más objetables, en
lugar de tratar de ganarlos para la verdad y atraerlos a la luz con
humildad e inagotable amor por las almas.
Cuando seguía una conducta equivocada, evidentemente impro-
pia de un discípulo del manso y humilde Jesús, y se daba cuenta
de que sus palabras y actos no estaban de acuerdo con la influencia
santificadora de la verdad, se defendía obstinadamente, hasta que su
honestidad entraba en juego. Hizo que las más preciosas verdades
para estos últimos tiempos fueran desagradables para sus amigos y
familiares; fue una piedra de tropiezo para ellos. Han sido más las
almas que se han apartado de la verdad por causa de sus subterfugios,
su fanatismo y sus opiniones extremas, que las que han sido atraídas
a la verdad por medio de sus mejores esfuerzos.
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