Página 384 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
de casa, no puede controlar estos asuntos importantes. Ya su hijo
mayor ha debilitado todo su organismo, el cual siempre ha de ser
campo propicio para la enfermedad. Su segundo hijo está siguiendo
de cerca los pasos de su hermano, ninguno de sus hijos está a salvo
de este mal.
Es probable que os sea imposible conocer los verdaderos hábitos
de vuestros hijos. Los que practican el vicio secreto siempre enga-
ñan y mienten. Vuestros hijos pueden engañaros, pues no estáis en
condiciones de daros cuenta si tratan de desorientaros. Habéis sido
enceguecidos por el enemigo durante tanto tiempo que apenas os
queda un rayo de luz para iluminar la oscuridad. Tenéis una grande,
solemne e importante tarea que hacer inmediatamente: poner vues-
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tros propios corazones y hogares en orden. El único proceder seguro
para vosotros es poner manos a la obra. No os engañéis creyendo
que, después de todo, se os ha presentado este asunto con un énfa-
sis extremo. No he exagerado la nota. He presentado hechos que
serán probados en el juicio. ¡Despertad! ¡Despertad, os imploro, y
antes que sea demasiado tarde para corregir los errores, y vosotros
y vuestros hijos perezcáis en la ruina general! Dedicaos a esta so-
lemne obra y atraed en vuestra ayuda todo rayo de luz que podáis
recoger de entre los que alguna vez brillaron en vuestro camino y
que no habéis apreciado, y con la ayuda de la luz que ahora recibís,
comenzad una investigación de vuestra vida y carácter como si estu-
vierais delante del tribunal de Dios. “Os ruego... que os abstengáis
de los deseos carnales que batallan contra el alma” (
1 Pedro 2:11
),
es la exhortación del apóstol. El vicio y la corrupción abundan en
todos, y a menos que tengáis un poder sobrehumano en que confiar
para resistir una corriente tan poderosa del mal, seréis vencidos y
arrastrados por la corriente hacia la perdición. Sin santidad ningún
hombre verá a Dios.
El Señor está probando y examinando a su pueblo. Angeles de
Dios están observando el desarrollo del carácter y sopesando el
valor moral. El tiempo de gracia casi ha terminado, y vosotros no
estáis listos. ¡Oh, que estas amonestaciones puedan llegar a encender
vuestras almas! ¡Preparaos! ¡Preparaos! Trabajad mientras dure el
día, pues viene la noche cuando nadie puede trabajar. Se dará la
orden: El que es santo sea santo todavía; y el que es inmundo sea
inmundo todavía. Se decidirá el destino de todos. Unos pocos, sí,