Página 40 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
Leed (
Isaías 58
) vosotros que pretendéis ser hijos de la luz. Leed-
lo especialmente una y otra vez vosotros que os habéis sentido tan
poco inclinados a molestaros para favorecer a los necesitados. Voso-
tros, cuyos corazones y hogares son demasiado estrechos para dar
cabida a los que no tienen casa, leedlo; leedlo vosotros, que podéis
ver a los huérfanos y a las viudas oprimidos por la mano de hierro de
la pobreza, y humillados por los mundanos de duro corazón. Leedlo
si teméis que vais a introducir en vuestras familias una influencia
que os va a dar más trabajo. Vuestros temores pueden ser infundados,
y os puede alcanzar una bendición que conoceréis y experimentaréis
cada día. Pero si así no fuera, si efectivamente se requiriera trabajo
extra, podéis invocar al que prometió: “Entonces nacerá tu luz como
el alba, y tu salvación (salud) se dejará ver pronto”. La razón por
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la cual el pueblo de Dios no tiene una actitud más espiritual, y no
dispone de más fe, según se me ha mostrado, consiste en que el
egoísmo lo ha vuelto estrecho. El profeta se dirige a observadores
del sábado, no a incrédulos, sino a quienes hacen gran alarde de
piedad. No es la abundancia de nuestras reuniones lo que Dios acep-
ta. No es la cantidad de nuestras oraciones, sino el hacer el bien, el
hacer lo correcto en el momento acertado. Es preocuparnos menos
de nosotros y ser más generosos. Nuestras almas deben ensancharse.
Entonces Dios las hará semejantes a huertas de riego cuyas aguas
nunca faltan
vers. 8
.
Leed (
Isaías 1
): “Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé
de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo
no oiré; llenas están de sangre vuestras manos. Lavaos y limpiaos;
quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad
de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, restituid
al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Venid
luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren
como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos
como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana. Si quisiereis
y oyereis, comeréis el bien de la tierra; si no quisiereis y fuereis
rebeldes, seréis consumidos a espada; porque la boca de Jehová lo
ha dicho”
vers. 15-20
.
El oro mencionado por Cristo, el Testigo verdadero, que todos
debemos poseer, se me ha mostrado que está constituido por la fe
y el amor combinados, pero con el amor llevándole la delantera a