Trabajando por Cristo
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la fe. Satanás está trabajando continuamente para eliminar estos
preciosos dones de los corazones del pueblo de Dios. Todos estamos
participando del juego de la vida. Satanás es bien consciente de que
si puede eliminar el amor y la fe, y ocupar ese lugar con egoísmo
e incredulidad, todos los preciosos rasgos que queden pronto serán
eficazmente eliminados por su mano artera, y el juego se habrá
perdido.
Mis queridos hermanos: ¿Permitiréis que Satanás cumpla sus
propósitos? ¿Os resignaréis a perder el juego mediante el cual deseáis
ganar la vida eterna? Si alguna vez Dios ha hablado por mi inter-
medio, os digo que ciertamente seréis vencidos por Satanás, en vez
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de ser vencedores, tan ciertamente como que el trono de Dios per-
manece firme en los cielos, a menos que experimentéis una total
transformación. El amor y la fe deben volver a manifestarse. ¿Que-
réis entrar de nuevo en este conflicto y obtener otra vez los preciosos
dones de los cuales carecéis casi por completo? Tendréis que reali-
zar, como nunca antes, esfuerzos más fervientes, más perseverantes
e incansables. No se trata solamente de orar y ayunar, sino de ser
obedientes, de despojaros de todo egoísmo, y practicar el ayuno que
Dios ha escogido y que va a aceptar. Es posible que muchos se
sientan contristados porque he hablado con tanta claridad, pero lo
seguiré haciendo si Dios deposita sobre mí esta carga.
Dios requiere que los que ocupan cargos de responsabilidad
estén consagrados a la obra; porque si dan pasos equivocados, la
gente se siente libre de seguir sus pisadas. Si la gente está mal, y
los dirigentes no levantan su voz contra esos males, los condenan; y
en ese caso el pecado se carga tanto a la cuenta de ellos como a la
de los ofensores. Los que ocupan cargos de responsabilidad deben
ser hombres piadosos, conscientes de que el peso de la obra reposa
continuamente sobre ellos.
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