Página 422 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
los muchos que profesan ser seguidores de Cristo pueden decir con el
apóstol: “Pero lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro
Señor Jesucristo, por quien el mundo me es crucificado a mí, y yo
al mundo”.
Gálatas 6:14
. “Con Cristo estoy juntamente crucificado,
y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí: y lo que ahora vivo en la
came, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó
a si mismo por mí”.
Gálatas 2:20
. Si una obediencia voluntaria y
un verdadero amor caracterizan las vidas del pueblo de Dios, su luz
brillará con un brillo santo hacia el mundo.
Las palabras que Cristo dirigió a sus discípulos estaban dedi-
cadas a todos los que habrian de creer en su nombre: “Vosotros
sois la Sal de la tierra; pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será
salada? No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada
por los hombres”.
Mateo 5:13
. Una profesión de santidad sin el
principio viviente es tan completamente sin valor como la sal sin sus
cualidades preservativas. Un profeso cristiano sin principios es un
objeto de escarnio, un reproche para Cristo, una deshonra para su
nombre. “Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre
un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone
debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los
que están en casa. Asi alumbre vuestra luz delante de los hombres,
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para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre
que está en los cielos”.
Mateo 5:14-16
.
Las buenas obras del pueblo de Dios tienen una influencia más
poderosa que las palabras. Al ver su vida virtuosa y sus actos genero-
sos el que los observa desea la misma justicia que produjo tan buenos
frutos. Se siente cautivado por ese poder de Dios que transforma a
los egoístas seres humanos a la imagen divina, y Dios recibe honra
y su nombre, gloria. Pero el hecho de que el pueblo de Dios está
esclavizado por el mundo deshonra al Señor y desacredita su causa.
Su pueblo está en amistad con el mundo, el enemigo de Dios. Su
única esperanza de salvación es separarse del mundo y celosamente
mantener su carácter de pueblo apartado, santo y peculiar. ¡Oh! ¿por
qué el pueblo de Dios insiste en no cumplir con los requerimientos
expresos de su Palabra? Si lo hicieran tomarían conciencia de las
excelentes bendiciones dadas gratuitamente por Dios a los humildes
y obedientes.