Página 426 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
sus corazones, y se mantienen altivos, exactamente como lo hubiesen
hecho si el testimonio hubiera sido dirigido directamente a ellos.
Al pasarlo por alto y negarse a dejar de lado sus pecados y corregir
sus errores por medio de la humilde confesión, el arrepentimiento y
la humillación, eligen su propio camino, y son abandonados a él, y
finalmente son tomados cautivos por Satanás y sujetos a su voluntad.
Pueden llegar a ser muy osados porque pueden ocultar sus pecados
de los demás y porque los juicios de Dios no los alcanzan de un
modo visible. Pueden ser aparentemente prósperos en este mundo.
Pueden engañar a los pobres, miopes mortales y ser considerados
como ejemplos de piedad aunque estén en sus pecados. Pero no
pueden engañar a Dios. “Por cuanto no se ejecuta luego sentencia
sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en
ellos dispuesto para hacer el mal. Aunque el pecador haga mal cien
veces, y prolongue sus días, con todo yo también sé que les irá
bien a los que a Dios temen, los que temen ante su presencia; y
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que no le irá bien al impío, ni le serán prolongados los días, que
son como sombra; por cuanto no teme delante de la presencia de
Dios”.
Eclesiastés 8:11-13
. Aunque la vida de un pecador pueda
prolongarse en la tierra, sin embargo no será así en la tierra nueva.
Deberá estar entre el grupo que David menciona en su salmo: “Pues
de aquí a poco no existirá el malo; observarás su lugar, y no estará
allí. Pero los mansos heredarán la tierra”.
Salmos 37:10-11
.
Se promete misericordia y verdad a los humildes y penitentes,
pero el juicio está preparado para los pecadores y rebeldes. “Jus-
ticia y juicio son el cimiento de tu trono”. Un pueblo malvado y
adúltero no escapará a la ira de Dios y al castigo que justamente
merece. El hombre ha caído; y será la obra de toda una vida, ya sea
larga o corta, recuperarse de esa caída, y restaurar, por medio de
Cristo, la imagen divina que perdiera por el pecado y las continuas
transgresiones. Dios requiere una completa transformación del alma,
cuerpo, y espíritu a fin de recuperar la condición perdida por medio
de Adán. Dios misericordiosamente envía rayos de luz para mostrar
al hombre su verdadera condición. Si se empeña en no andar en la
luz es porque es evidente que se complace en las tinieblas. No se
acerca a la luz por temor de ser reconvenido por sus obras.
El caso de N. Fuller ha apenado y angustiado mi espíritu en gran
manera. Es terrible que se haya entregado al control de Satanás y que