Página 431 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Un llamado a la iglesia
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pueden florecer. Sus ramas no se marchitarán ni quedarán sin fruto.
Si moran en él, pueden extraer savia y nutrimento de él, ser imbuidos
de su Espíritu, andar como él anduvo, vencer como él venció, y ser
exaltados a su propia mano derecha.
El pastor Fuller ha sido amonestado. Las advertencias dadas a
otros lo condenan. Los pecados censurados en otros lo censuraban
a él y le dieron suficiente luz para ver cómo Dios con sideraba los
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crímenes del tipo de los que él estaba cometiendo, sin embargo él no
consintió en apartarse de su mal camino. Continuó llevando adelante
su espantosa e impía obra, corrompiendo los cuerpos y almas de
su rebaño. Satanás había fortalecido las concupiscencias que este
hombre no refrenaba, y las utilizaba en su causa para llevar a las
almas a la muerte.
A pesar de que profesaba guardar la ley de Dios, estaba, del modo
más inexcusable, violando sus claros preceptos. Se ha dado a la
gratificación del placer sensual. Se ha vendido para obrar mal. ¿Cuál
será la paga de un hombre tal? La indignación y la ira de Dios lo
castigarán por el pecado. La venganza de Dios se levantará en contra
de aquellos cuyas concupiscencias han sido ocultadas bajo una capa
ministerial. Mientras que profesaba ser un pastor del rebaño, estaba
llevando al rebaño a una ruina segura. Estos tremendos resultados
son los frutos de la mente carnal, que “son enemistad contra Dios;
porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden”.
Romanos
8:7
.
Me fue señalado este texto: “No reine, pues el pecado en vuestro
cuerpo mortal, de modo que lo obedezcáis en sus concupiscencias; ni
tampoco presentéis vuestros miembros al pecado como instrumentos
de iniquidad, sino presentaos vosotros mismos a Dios como vivos de
entre los muertos, y vuestros miembros a Dios como instrumentos
de justicia”.
Romanos 6:12-13
. Profesos cristianos, aunque no se
os dé más luz que la contenida en este texto, no tendréis excusa si
permitís que os controlen las bajas pasiones.
La Palabra de Dios es suficiente para iluminar la mente más
oscurecida y puede ser comprendida por los que así deseen hacerlo.
Pero a pesar de todo esto, algunos que profesan estudiar la Palabra de
Dios se muestran en oposición directa con sus más claras enseñanzas.
Luego, para dejar a los hombres y mujeres sin excusas, Dios da
testimonios claros y agudos, atrayéndolos a la Palabra de la que