Página 437 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Un llamado a la iglesia
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reino. ¡Oh, que sólo pudiéramos hacer conciencia de su deber a los
padres y las madres! ¡Oh, que pudieramos sentir el profundo peso
de la responsabilidad que les cabe! Entonces podrían interceptar al
enemigo y ganar preciosas victorias para Jesús. Los padres no tienen
claro este asunto. Debieran investigar cuidadosamente sus vidas,
analizar sus pensamientos y motivos, y ver si han sido prudentes en
su proceder. Debieran observar cuidadosamente y ver si su ejemplo
en conversación y conducta ha sido tal como el que desearían que
sus hijos imitaran. Delante de sus hijos la pureza y la virtud debieran
brillar en sus palabras y en sus actos.
Se me han mostrado familias donde el esposo y padre no ha
mantenido ese recato, esa digna y divina hombría que conviene a
un seguidor de Cristo. No ha sido bondadoso, tierno, cortés como
debía serlo para con su esposa, a quien prometiera delante de Dios y
los ángeles amar respetar, y honrar mientras ambos vivan. La joven
empleada para los quehaceres se ha sentido libre y se ha atrevido
a arreglarle su cabello y a ser tiernamente atenta, y él se siente
complacido, tontamente complacido. En su amor y atenciones para
con su esposa no es tan atento ni efusivo como lo fue en un tiempo.
Estad seguros de que Satanás está obrando aquí. Respetad a vuestras
mucamas, tratadlas bondadosamente, con consideración, pero no
vayáis más allá. Que vuestra conducta sea tal que no favorezca la
demasiada confianza por parte de ellas. Si, tenéis palabras de bondad
y actos corteses que ofrecer, es siempre más seguro brindarlos a
vuestra esposa. Será una gran bendición para ella y traerá alegría a
su corazón, que a su vez se reflejará en vosotros.
Se me ha mostrado también que la esposa se ha permitido brindar
sus simpatías, interés y afecto a otros hombres, que pueden ser
miembros de la familia. Ella hace de éstos sus confidentes, muestra
preferencia por su compañía, y les cuenta sus problemas y quizás
sus propios asuntos de familia.
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Esto está mal. Satanás está detrás de esto; y a menos que os
alarméis y os detengáis, os llevará a la ruina. Nunca seréis demasiado
cuidadosos o reservados en este asunto. Si tenéis tiernas y amantes
palabras y bondadosas atenciones que brindar, brindádselas al que
habéis prometido delante de Dios y los ángeles amar, respetar y
honrar mientras ambos viváis. ¡Oh, cuántas vidas se ven llenas de
amargura por romper las murallas que protegen la vida privada de