Página 439 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Un llamado a la iglesia
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atención y simpatía, teniendo una actitud reservada, fría y esquiva,
no ocupándose en ayudar a los demás ni demostrando simpatía por
sus pesares, seguramente hay en sus vidas muy poco que tenga valor.
Estas mujeres se han acostumbrado a pensar y actuar como si les
hubieran hecho una gran concesión a los hombres con los que se
casaron, y por consiguiente sus naturalezas refinadas nunca serían
completamente apreciadas. Tienen una concepción completamente
errada de las cosas. Son indignas de sus esposos. Aumentan costan-
temente la preocupación de ellos y son una carga para su paciencia,
cuando podrían ser su ayuda, compartiendo las cargas de la vida con
ellos, en vez de soñar con la vida irreal que se pinta en las novelas
románticas. Quiera el Señor compadecerse de los hombres atados
a máquinas tan inútiles, que sólo están dispuestas a ser servidas, a
respirar, comer y vestirse.
Estas mujeres que piensan que poseen una naturaleza tan sensible
y refinada son esposas y madres inútiles. Frecuentemente se da el
caso de que retraen sus afectos de sus esposos, quienes son hombres
útiles y prácticos, y brindan su atención a otros hombres, y con su
sentimentalismo enfermizo dependen de la simpatía de otros, les
cuentan sus pruebas, sus problemas, sus aspiraciones de llevar a
cabo alguna obra importante, y revelan el hecho de que su vida de
casadas es un chasco, un obstáculo para la obra que esperaban hacer.
¡Oh, qué desdicha sufren familias que podrían ser felices! Estas
mujeres son una maldición para ellas mismas y para sus esposos. Al
suponer que son ángeles, pasan por tontas, y no son sino pesadas
cargas. Dejan de lado las simples obligaciones de la vida que el Señor
les ha encomendado, y están inquietas y quejosas, siempre en busca
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de una tarea fácil, más exaltada y más agradable. Aunque piensan
que son ángeles, dejan ver, a pesar de todo, que son humanas. Son
irritables, de mal genio, desconformes, celosas de sus esposos porque
no dedican la mayor parte de su tiempo a atenderlas. Se quejan de
que se las desatiende cuando sus esposos están haciendo justamente
el trabajo que deben hacer. Satanás encuentra el camino abierto en
estos casos. No obstante Satanás les dice que si tal persona fuera su
esposo, serían felices. Son fáciles víctimas de las estratagemas de
Satanás, y están listas para ser inducidas a deshonrar a sus esposos y
transgredir la ley de Dios.