Página 445 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Un llamado a la iglesia
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controlan todo su ser. Estas personas se complacen en la injusticia y
en la iniquidad, y deben perecer fuera de la ciudad de Dios, con las
cosas abominables.
He tratado de despertar a los padres para que cumplan su deber,
no obstante siguen durmiendo. Vuestros hijos están practicando el
vicio secreto y os engañan. Tenéis una confianza tan ciega en ellos,
que pensáis que son demasiado buenos e inocentes para ser capaces
de practicar secretamente la iniquidad. Los padres halagan y miman
a sus hijos, y les fomentan el orgullo, pero no los sujetan con firmeza
y decisión. Temen tanto sus caracteres obstinados y tercos que no
se atreven a oponerse a ellos; el pecado de negligencia, que fue
señalado a Elí, será su pecado. La exhortación de Pedro es del más
alto valor para todos los que buscan la inmortalidad. Se dirige así a
los que tienen la misma fe preciosa:
[419]
“Simón Pedro, siervo y apóstol de Jesucristo, a los que habéis
alcanzado fe igualmente preciosa con nosotros en la justicia de nues-
tro Dios y Salvador Jesucristo: gracia y paz os sea multiplicada en el
conocimiento de Dios, y de nuestro Señor Jesús. Como todas las co-
sas que pertenecen a la vida y a la piedad nos sean dadas de su divina
potencia, por el conocimiento de Aquel que nos ha llamado por su
gloria y virtud: por las cuales nos son dadas preciosas y grandísimas
promesas, para que por ellas fueseis hechos participantes de la natu-
raleza divina, habiendo huido de la corrupción que está en el mundo
por concupiscencia. Vosotros también, poniendo toda diligencia por
esto mismo, mostrad en vuestra fe virtud, y en la virtud ciencia; y en
la ciencia templanza, y en la templanza paciencia, y en la paciencia
temor de Dios; y en el temor de Dios, amor fraternal, y en el amor
fraternal caridad. Porque si en vosotros hay estas cosas, y abundan,
no os dejarán estar ociosos, ni estériles en el conocimiento de nuestro
Señor Jesucristo. Mas el que no tiene estas cosas, es ciego, y tiene la
vista muy corta, habiendo olvidado la purificación de sus antiguos
pecados. Por lo cual, hermanos, procurad tanto más de hacer firme
vuestra vocación y elección; porque haciendo estas cosas, no caeréis
jamás. Porque de esta manera os será abundantemente administrada
la entrada en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo”.
2 Pedro 1:1-11
.
Estamos en un mundo en el cual abundan la luz y el conocimien-
to; y sin embargo, muchos de los que profesan pertenecer a la misma