Página 454 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
quitando prácticamente la única barrera que impide que Satanás
tenga libre acceso a sus mentes debilitadas. El trabajo útil sería
de algún modo una salvaguardia en contra del decidido control de
Satanás sobre ellos.
Conocemos algo acerca del modo de trabajar de Satanás y con
cuánto éxito lleva a cabo su obra. De acuerdo con lo que se me ha
mostrado, él ha paralizado las mentes de los padres. No se atreven a
sospechar que sus propios hijos pueden estar en el error y el pecado.
Algunos de estos niños profesan ser cristianos, y los padres siguen
durmiendo, y no temen ningún peligro, mientras las mentes y los
cuerpos de sus hijos se están arruinando. Algunos padres ni siquiera
se preocupan por mantener a sus hijos con ellos cuando están en
la casa de Dios. Las jovencitas asisten a las reuniones y, a veces,
se sientan con sus padres, pero más frecuentemente lo hacen en la
parte posterior de la congregación. Tienen el hábito de excusarse
y salir del templo. Los jóvenes comprenden esto, y salen antes o
después de ellas; luego, cuando termina la reunión, las acompañan
a sus casas. Esto no ayuda a los padres a comprender mejor la
situación. Nuevamente, se inventan excusas para salir de caminata,
y los jóvenes y las jóvenes se reúnen en los terrenos reservados para
lugares de entretenimiento, o en otros lugares apartados, y allí juegan
y pasan un buen rato, sin alguien de experiencia que los controle.
Imitan a los hombres y mujeres adultos.
Esta es una era disipada. Los niños pequeños y las niñas comien-
zan a brindarse atenciones mutuamente cuando debieran estar en
el cuarto de los pequeños, tomando lecciones de comportamiento
modesto. ¿Cuál es el efecto de esta promiscuidad? ¿Aumenta la cas-
tidad de los jóvenes que así se reúnen? ¡Por cierto que no! Aumentan
las primeras pasiones concupiscentes; después de tales reuniones los
jóvenes son enloquecidos por el diablo y se rinden a sus prácticas
viles.
Los padres están dormidos y no saben que Satanás ha planta-
do su bandera infernal justamente en sus hogares. Se me indujo a
preguntar: ¿Qué será de la juventud en esta era corrupta? Insisto:
los padres están dormidos. Los niños están infatuados con un senti-
mentalismo enfermizo, y la verdad no tiene poder para corregir el
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mal. ¿Qué puede hacerse para detener el avance del mal? Los padres
pueden hacer mucho si así lo desean. Si una niña de trece años recibe