Página 457 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Un llamado a la iglesia
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consagradas a Dios, podrían probar la fuerza de sus promesas y
poner en práctica el poder que obra en ellos que el adversario no
sería capaz de negar ni resistir. Ellos albergarían la vida de Dios en
el alma.
Una familia en particular necesitaba todos los beneficios posi-
bles de la reforma pro salud, sin embargo precisamente ellos los han
dejado de lado completamente. Han usado con liberalidad carne y
manteca, y no descartaron completamente las especias. Esta familia
se podría haber beneficiado grandemente con un régimen alimenta-
rio nutritivo y conveniente. El jefe de la familia necesitaba alimentos
sencillos y nutritivos. Tenía hábitos sedentarios, y la sangre circulaba
con dificultad a través de su organismo. No podía, como otros, gozar
del beneficio de un saludable ejercicio; por consiguiente debiera
haber ingerido la calidad y la cantidad correcta de alimentos. En esta
familia no ha habido un control correcto del régimen alimentario;
han sido irregulares. Debieran haber tenido una hora fija para cada
comida y los alimentos debieran haber sido preparados de un modo
sencillo y sin grasa; pero debieran haberse preocupado por hacerla
nutritiva, saludable y atractiva. En esta familia, como también en
muchas otras, se ha hecho un despliegue especial para las visitas,
se han preparado muchos platos y frecuentemente se los ha condi-
mentado demasiado, de modo que los que se sentaran a la mesa se
tentasen a comer en exceso. Luego, cuando no tenían visitas, había
un gran cambio, se bajaba el nivel de los alimentos que se servían
en la mesa. El régimen alimentario era escaso y falto de nutrimento.
No se le daba importancia porque era “solamente para nosotros”.
Se ingerían alimentos en exceso, y se daba poco valor al horario
regular en las comidas. Esta práctica perjudicó a cada miembro de la
familia. Nuestras hermanas pecan al hacer tan grandes preparativos
para las visitas, y menoscabar a sus propias familias con una dieta
magra que no logrará nutrir al organismo.
El hermano a quien me refiero sufría deficiencias en su organis-
mo; no se sentía bien alimentado, y pensó que la carne le daría la
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fuerza que necesitaba. Si hubiese sido atendido convenientemen-
te, y se hubieran servido a la hora apropiada alimentos nutritivos,
se habrían satisfecho abundantemente todas las demandas de su
organismo. La manteca y la carne estimulan. Estas le dañaron el
estómago y le pervirtieron el gusto. Entumecieron los sensibles ner-