Página 46 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
mientras los hombres dominados por las ambiciones mundanales los
consideraban sabios. Ahora su supuesta sabiduría es insensatez total
y su prosperidad la causa de su destrucción. De nuevo resuenan los
gritos provocados por una angustia temible, que destroza el corazón:
“Rocas y montañas: caed sobre nosotros y escondednos del rostro
del que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque
el gran día de su ira ha venido, y ¿quién podrá estar firme?” Huyen
a las cavernas de la tierra para cubrirse, pero entonces no les sirven
de nada.
Querido hermano: la vida y la muerte están delante de usted.
¿Sabe usted por qué han vacilado sus pasos? ¿Por qué no perseveró
con valor y firmeza? Usted posee una conciencia violada. Su carrera
como negociante no ha sido recta. Tiene algo que hacer con respecto
a esto. Su padre no analizó correctamente los principios relativos
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a los negocios. Usted los considera como los mundanos general-
mente lo hacen, pero no como Dios lo hace. “Amarás a tu prójimo
como a ti mismo”.
Marcos 12:31
. ¿Lo ha hecho usted? “Amarás
al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con
toda tu mente y con todas tus fuerzas”.
vers. 30
. Si este mandato
es obedecido, prepara el corazón para obedecer el segundo, que es
semejante al primero: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Los
diez mandamientos en su totalidad están comprendidos en estos dos.
El primero incluye los cuatro primeros mandamientos, que ponen
de manifiesto el deber del hombre hacia su Creador. El segundo
abarca los últimos seis, que muestran el deber del hombre hacia sus
semejantes. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los
profetas. Son dos grandes brazos que sostienen la totalidad de los
diez mandamientos, los cuatro primeros y los últimos seis. Deben
ser estrictamente obedecidos.
“Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos”.
Mateo
19:17
. Muchos que profesan ser discípulos de Cristo pasarán apa-
rentemente con toda facilidad por este mundo, considerados como
hombres rectos y piadosos, en circunstancias que en lo íntimo de su
ser encierran una plaga que mancha todo su carácter y corrompe toda
su experiencia religiosa. “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.
Esto nos prohibe aprovecharnos de nuestro prójimo en beneficio
personal. Se nos prohibe perjudicar a nuestro prójimo, no importa
en qué sea. No debemos observar las cosas desde el punto de vista