Página 472 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

Basic HTML Version

468
Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
Levantándose temprano y aprovechando sus momentos, los mi-
nistros pueden encontrar tiempo para una investigación detallada de
las Escrituras. Deben tener perseverancia, y no perder su objetivo,
sino persistentemente emplear su tiempo en el estudio de la Palabra,
ayudándose con las verdades que otras mentes, por medio del trabajo
agotador, han traído a la luz para ellos, y con diligente y perseverante
esfuerzo, han puesto a su alcance. Hay ministros que han estado
trabajando por años, enseñando la verdad a otros, mientras que ellos
mismos no están familiarizados con los puntos fuertes de nuestra
posición. Les ruego a los tales que terminen con su holgazanería.
Es una continua maldición para ellos. Dios les requiere que cada
momento fructifique con algo bueno para ellos mismos o para los
demás. “En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en
espíritu, sirviendo al Señor”.
Romanos 12:11
. “También el que es ne-
gligente en su trabajo es hermano del hombre disipador”.
Proverbios
18:9
.
Es importante que los ministros de Cristo vean la necesidad de
ser autodidactas, con el fin de dar lustre a su profesión y mantener
una conveniente dignidad. Sin una disciplina mental ciertamente
fracasarán en todo lo que emprendan. Se me ha mostrado que hay
una clara deficiencia en los que predican la Palabra. Dios no se siente
complacido con su comportamiento e ideas. Su modo descuidado
de citar las Escrituras es un deshonor para su profesión. Dicen
ser maestros de la Palabra, y sin embargo no logran repetir los
textos correctamente. Los que se dedican de lleno a predicar la
Palabra no debieran citar ni un texto incorrectamente. Dios requiere
escrupulosidad de parte de todos sus siervos.
[445]
La religión de Cristo será ejemplificada en la’vida, en la con-
versación, en las obras del que la profesa. Sus firmes principios
llegarán a ser un ancla. Los que son maestros de la Palabra debie-
ran ser modelos de piedad, ejemplos para la manada. Su ejemplo
debiera reprender la holgazanería, la pereza, la falta de laboriosidad
y economía. Los principios de la religión requieren diligencia, la-
boriosidad, economía y honestidad. Todos escucharán pronto: “Da
cuenta de tu mayordomía”. Hermanos, ¿cómo rendiríais cuenta si
el Amo apareciera ahora? No estáis listos. Así como es cierto que
los siervos perezosos existen, también es cierto que vosotros seríais