Página 484 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
que el proceso de refinación consumirá completamente como esco-
ria. Tan pronto como Dios los prueba, y prueba su fe, ellos vacilan,
inclinándose primero a un lado y luego al otro. No tienen el objeto
genuino que Pablo poseía, quien podía gloriarse en la tribulación
“sabiendo que la tribulación produce paciencia; y la paciencia, prue-
ba; y la prueba, esperanza; y la esperanza no avergüenza; porque el
amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones”.
Romanos
5:3-5
. Tienen una religión circunstancial. Si todos a su alrededor
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son fuertes en fe y confianza en el éxito final del mensaje del tercer
ángel, y no reciben ninguna influencia en contra, entonces, parecen
tener alguna fe. Pero tan pronto como la causa parece sufrir alguna
adversidad, y el trabajo avanza lentamente, y se necesita la ayuda
de todos, estas pobres almas, aunque sean profesos ministros del
Evangelio, esperan que todo termine en la nada. Son un obstáculo
en vez de una ayuda.
Si surge la apostasía, y se manifiesta la rebelión, no se les escucha
decir, con palabras de aliento y buen ánimo: hermanos, no desmayéis,
tened buen ánimo. “Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo
este sello: Conoce el Señor a los que son suyos”.
2 Timoteo 2:19
. Los
hombres a quienes las circunstancias afectan de este modo debieran
permanecer en sus hogares y emplear su fuerza física y mental en
un puesto de menor responsabilidad, donde no estén expuestos a
tan fuerte oposición. Si todo va bien, pueden pasar por hombres
muy buenos y devotos. Pero estos no son los que el Maestro enviará
a hacer su obra, pues los emisarios de Satanás se oponen a ella.
Satanás también, y su hueste de ángeles malos, se organizarán en
contra de ellos. Dios ha hecho provisión para que los hombres a
los que ha llamado a realizar su obra, puedan salir vencedores en
cada enfrentamiento. Los que siguen sus indicaciones nunca serán
vencidos.
El Señor, hablando a través de Pablo, en (
Efesios 6:10-18
), dice
cómo fortalecernos en contra de Satanás y sus emisarios: “Por lo
demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su
fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar
firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha
contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades,
contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes
espirituales de maldad en las regiones celestes. Por lo tanto, tomad