Página 499 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Ejercicio y aire
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estuvieran expuestas, como la cara. El Señor proveyó a la cara una
inmensa circulación, porque debía estar expuesta. Tambien proveyó
grandes venas y nervios para las extremidades y los pies, para que
contuvieran una gran cantidad de la corriente de la vida, para que
los miembros pudieran estar tan uniformemente templados como el
cuerpo. Estos debieran estar tan cabalmente vestidos como para in-
ducir la circulación de la sangre a las extremidades. Satanás inventó
la moda que deja los miembros expuestos, enfriando la corriente de
vida y desviándola de su curso original. Y los padres se inclinan ante
el altar de la moda y visten a sus hijos de tal modo que los nervios y
venas se contraen y no cumplen el propósito que Dios les asignó. El
resultado es que los pies y las manos están habitualmente fríos. Los
padres que siguen la moda en lugar de la razón, tendrán que rendir
cuenta ante Dios por robar salud a sus hijos. Aun la vida misma con
frecuencia se sacrifica al dios de la moda.
Los niños vestidos de acuerdo a la moda no pueden soportar la
exposición al aire libre a menos que el tiempo sea benigno. Por lo
tanto, padres e hijos permanecen en habitaciones mal ventiladas, por
temor al aire libre; o bien lo hacen, con su modo de vestir a la moda.
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Si se vistieran juiciosamente, y tuvieran el valor moral de ponerse
de parte de lo correcto, no pondrían en peligro su salud al salir en
verano e invierno, y hacer ejercicio libremente al aire libre. Pero
si se los dejara seguir su propio parecer sin perturbarlos, muchos
sacrificarían completamente su propia vida y la de sus hijos. Y los
que se ven obligados a cuidarlos se transforman en víctimas. La
enferma que está dominada por la imaginación es de temer. Todos
los que viven en la casa con ella se debilitan. El esposo pierde su
vigor nervioso, y se enferma porque, durante una considerable parte
del tiempo, su esposa le roba el aire vital del cielo. Pero los pobres
niños, que piensan que la madre sabe mejor lo que es bueno, son los
que más sufren. El proceder equivocado de la madre la ha debilitado,
y si ella siente frío, se envuelve con más abrigo, y hace lo mismo
con los niños, pensando que también deben estar con frío. Cierra
las puertas y ventanas, y aumenta la temperatura de la habitación.
Los niños con frecuencia son menudos y débiles, y no poseen un
alto grado de valor moral. El esposo y los hijos están así encerrados
en el invierno, esclavos de las ideas de una mujer controlada por
la imaginación, y a veces obstinada. Los miembros de una familia