Página 56 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
hermano con otra persona! ¿Es ésta la forma adecuada de obtener
tranquilidad, cometiendo un pecado?
Todos sus esfuerzos por salvar a los que están equivocados pue-
den resultar infructuosos. Pueden pagarle mal por bien. Tal vez se
enojen en vez de convencerse. ¿Qué pasará si escuchan sin resul-
tados, y prosiguen la mala conducta que comenzaron? Esto va a
suceder con frecuencia. A veces la reprensión más suave y tierna
no produce buenos resultados. En ese caso la bendición que usted
deseaba que otro recibiera al comportarse justamente, al dejar de
hacer el mal y al aprender a hacer el bien, volverá a su propio pecho.
Si el que está en error persiste en el pecado, trátelo bondadosamente,
y déjelo con su Padre Celestial. Ha librado su alma; el pecado de
ellos ya no descansa sobre usted; ya no participa más del pecado de
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ellos. Si perecen, su sangre caerá sobre sus propias cabezas.
Querida amiga: Debe producirse en usted una transformación
completa, o en caso contrario será pesada en la balanza y hallada
falta. En la Iglesia de _____, especialmente las mujeres que hablan
mucho, tienen una lección que aprender. “Si alguno se cree religioso
entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su corazón,
la religión del tal es vana”.
Santiago 1:26
. Muchos serán pesados en
la balanza y hallados faltos en este asunto de tan gran importancia.
¿Dónde están los cristianos que se van a someter a esta regla; que se
van a poner de parte de Dios contra los que practican la maledicencia;
que van a complacer a Dios y poner guardia, una guardia continua
delante de su boca, y van a guardar la puerta de sus labios? No
hable mal de nadie. No escuche ningún mal informe acerca de
nadie. Porque si no hubiera oyentes, no habría maledicentes. Si
alguien habla mal de otro en su presencia, no se lo permita. Rehuse
escucharlo, aunque sus modales sean suaves y su voz dulce. Esa
persona puede profesar aprecio, no obstante lo cual puede lanzar
insinuaciones encubiertas para apuñalar el carácter en medio de la
oscuridad.
Evite resueltamente escuchar, aunque el murmurador insista en
que se sentirá abrumado hasta que pueda hablar. ¡Abrumado, por
cierto! por un secreto maldito capaz de separar a los mejores amigos.
Vayan, ustedes los abrumados, y libérense de su carga en la forma en
que Dios lo indicó. Primeramente vayan y hablen con su hermano
acerca de su falta entre ustedes y él solos. Si esto falla, lleven a dos