Página 57 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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La maledicencia
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amigos y háblenle en su presencia. Si estos pasos no dan resultados,
entonces díganlo a la iglesia. Ni un solo incrédulo debe estar al tanto
del más mínimo detalle del asunto. Comunicarlo a la iglesia es el
último paso que se debe dar. No lo publiquen entre los enemigos de
nuestra fe. Estos no tienen derecho a estar enterados de los asuntos
de la iglesia, no sea que las debilidades y los errores de los seguidores
de Cristo queden en evidencia.
Los que se están preparando para la venida de Cristo deberían
ser sobrios y velar en oración, porque nuestro adversario el diablo
anda alrededor como león rugiente buscando a quién devorar; pero
tenemos que resistirlo firmes en la fe. “Porque: el que quiere amar
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la vida y ver días buenos, refrene su lengua de mal, y sus labios no
hablen engaño; apártese del mal, y haga el bien; busque la paz, y
sígala. Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos
atentos a sus oraciones”.
1 Pedro 3:10-12
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