Página 581 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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El amor a la ganancia
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contra el poder de Satanás y dejar el campo de batalla sin gloria en
lo más arduo del conflicto, dando así al enemigo la oportunidad de
retener más firmemente a los que estaban a punto de dejar sus filas
y pasarse del lado de Cristo. Ese interés, una vez perdido, nunca
más se puede despertar. Algunos pocos pueden ser alcanzados pero
la mayor cantidad no puede ser afectada por la presentación de la
verdad ni se pueden ablandar sus corazones por medio de ella.
El pastor C perdió su influencia y el poder de la verdad por
dedicarse a las especulaciones, y esto en detrimento de sus hermanos.
Esto fue especialmente ofensivo para Dios al provenir de un ministro
de Dios. Y usted ha hecho lo mismo. Ha hecho de la conducta del
pastor C una excusa por su amor a los negocios. Usted ha justificado
el proceder de beneficiarse a sí mismo, por que otros ministros han
seguido esta conducta. Los otros ministros no son norma para usted.
Si ellos dañan su influencia, y se privan de la aprobación de Dios y
de la confianza de sus hermanos, usted debiera evitar ese ejemplo.
Cristo es su modelo, y usted no tiene excusa si toma como ejemplo la
conducta de hombres caídos, a menos que sus vidas estén de acuerdo
con la vida de Cristo. Su influencia será mortífera para la causa de
Dios si continua con el proceder que ha seguido estos últimos años.
El hecho de que ha traficado y comerciado y obtenido dinero de sus
hermanos que no ha ganado, es un gran pecado a la vista de Dios.
Algunos realmente se han privado del dinero necesario para el
bienestar de sus familias, y algunos, de lo imprescindible para la vida,
para ayudarlo, y usted lo ha recibido. Pablo escribe a sus hermanos
filipenses: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en
Cristo Jesús”. “No mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada
cual también por lo de los otros”.
Filipenses 2:4-5
. También escribe
a sus hermanos en Corinto: “Ninguno busque su propio bien sino el
del otro”.
1 Corintios 10:24
. Nuevamente, se lamenta: “Porque todos
buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús”.
Filipenses 2:21
.
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El espíritu que usted fomenta, de perseguir su propio interés
egoísta, está creciendo y su conducta ha sido codiciosa. Pablo amo-
nesta a sus hermanos hebreos: “Sean vuestras costumbres sin ava-
ricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te des-
ampararé, ni te dejaré”.
Hebreos 13:5
. Usted está sacrificando su
reputación y su influencia ante un espíritu avaro. Se critica la causa
de Dios por este espíritu que se ha apoderado de sus ministros. Usted