Página 584 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
Recibió todo lo que pudo de sus hermanos, hasta que le ayudaron por
la generosidad de ellos a adquirir una valiosa casa; luego apostató y
llegó a ser el más acérrimo enemigo de los mismos que habían sido
más generosos con él. Este hombre tendrá que rendir cuenta de las
riquezas que ha tomado de sinceros creyentes de la verdad. No les
robó a ellos, sino a la tesorería de Dios. No le deseamos ningún mal:
“Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa
encubierta, sea buena o mala”.
Eclesiastés 12:14
. El anduvo en los
caminos de su corazón y según la vista de sus ojos, y por todas estas
cosas Dios lo traerá a juicio. Todas las cosas ocultas de las tinieblas
serán entonces traídas a la luz, y los designios secretos del corazón
serán manifiestos.
Hermano B, usted no es como esos hombres. No lo compara-
ríamos a ellos, pero diríamos: Cuídese de no andar en sus pisadas
y de no comportarse con codicia. Este deseo en los ministros de
obtener riquezas con propósitos egoístas es una trampa para ellos; y
si continúan en él, los derrotará. Al fijar sus ojos en ellos mismos,
su interés en la prosperidad de la causa de Dios y su amor por las
pobres almas, disminuyen más y más. No pierdan su amor por la
verdad ni su interés en ella inmediatamente. Su alejamiento de la
causa de la verdad es tan gradual e imperceptible, que con frecuencia
es difícil decir cuándo ocurrió el cambio en ellos.
Pienso que su conducta es altamente peligrosa. No ha sentido
la necesidad de prestar atención a la luz que Dios le ha dado, y
despertarse para salvar a su familia, desempeñando su cometido
de padre y sacerdote de su hogar. Usted no negó la luz que se le
dio, no se levantó en contra de ella; pero descuidó seguirla, por
que no le pareció conveniente ni placentero. Por lo tanto, fue como
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Meroz; no vino en ayuda del Señor, aunque el asunto era de tan vital
consecuencia que afectaba los intereses eternos de sus hijos. Usted
desatendió su deber. En esto fue un siervo perezoso. Tiene poca idea
de cómo Dios considera la negligencia de los padres de disciplinar a
sus hijos. Si se hubiera reformado en esto, hubiese visto la necesidad
de hacer el mismo esfuerzo para mantener la disciplina y el orden
en la iglesia. Su negligencia hacia su familia se ha notado también
en su trabajo en la iglesia. Usted no podrá edificar la iglesia hasta
que sea un hombre transformado.