Página 604 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 2
si sintieran la voluntad de hacer la obra. Hay obreros cabales en la
causa de Dios, que tienen experiencia en la obra y que dedican su
tiempo y su fuerza al servicio de Dios. A estos debiera mantenérselos
liberalmente. Pero los que simplemente salen a visitar las iglesias
ocasionalmente -especialmente los que no tienen familias a las que
mantener y que tienen bienes propios- no debieran ser una carga
para la tesorería del Señor.
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Ni el hermano ni la hermana K tienen experiencia en sacrificarse
por la verdad, en ser ricos en buenas obras, depositando sus tesoros
en el cielo. No han tenido hijos amantes que dependieran de ellos y
que les permitieran ejercitar su simpatía, cuidado y paciencia. Han
tenido en cuenta su propio egoísmo y conveniencia. Su corazón no
ha sido una fuente de la que manen corrientes vivas de ternura y
afecto. Al bendecir a los demás con palabras de amor y actos de mi-
sericordia y benevolencia, serían una bendición para ellos mismos.
Su esfera de influencia ha sido demasiada estrecha. A menos que
sean transformados en mente y ser, y sean renovados por el Espíritu
de Cristo, no pueden llegar a ser obreros cabales y eficientes en la
causa del Redentor. Su vida no es el ejemplo de los cristianos. El
sacrificio propio y la benevolencia desinteresada debieran caracteri-
zar sus vidas. El interés propio es demasiado prominente. ¡Oh, cuán
poco sabe el hermano K lo que es trabajar para Dios, alzar la cruz
de Cristo y andar en las pisadas del abnegado Redentor!
Un ministro de Cristo, un maestro de la verdad, un verdadero
pastor, es en un sentido un siervo de todos, que prevé las necesidades
de los que necesitan ayuda, que sabe cómo ser útil aquí y allá en la
gran obra de salvar almas. Un hombre que profesa enseñar la verdad,
y va donde le place, y trabaja cuando y como le place, y rehuye
responsabilidades, no está llevando la cruz en pos de Cristo ni está
cumpliendo el cometido de un ministro del Evangelio. Pocos saben
por experiencia lo que significa sufrir por Cristo. Desean ser como
Cristo, pero quieren evitar la pobreza y la crucifixión. Estarían de
buen grado con él en gloria, pero no quieren llegar a él por medio de
la abnegación y las tribulaciones.
No le ha costado mucho esfuerzo al hermano K descubrir la
verdad; porque hombres selectos de Dios han puesto en sus manos
argumentos claros, sencillos y convincentes. Se han comprendido
puntos difíciles de la verdad presente por los fervientes esfuerzos