Página 605 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 2 (1996)

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La causa en Vermont
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de unos pocos que se dedicaron a la obra. El ayuno y la ferviente
oración a Dios han movido al Señor a abrir el entendimiento de ellos
sus tesoros de verdad. Han tenido que enfrentar a arteros opositores
y a jactanciosos Goliats, a veces cara a cara, pero con más frecuencia
con la pluma. Satanás ha incitado a los hombres a ejercer una fiera
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oposición, a enceguecer la vista y oscurecer la comprensión de la
gente. Los pocos que sentían un genuino interés por la causa de Dios
se levantaron a su defensa. No buscaron su comodidad, sino que
estaban dispuestos a arriesgar aun su vida en favor de la verdad.
Estos celosos investigadores de la verdad arriesgaron el capital
de su fortaleza y todo su ser en la obra de defender la verdad y
esparcir la luz. Investigaron eslabón tras eslabón de la preciosa
cadena de la verdad, de modo que ahora se destaca en bella armonía,
unida en perfecta cadena. Estos hombres de mentes escrutadoras
han presentado argumentos y los han aclarado de tal modo que un
niño pueda entenderlos. Cuán fácil es ahora para los hombres llegar
a ser maestros de la verdad, mientras que rehuyen sacrificio personal
y la abnegación de sí mismos.
Estos investigadores de la verdad han sufrido por ella y saben lo
que costó. La valoran y sienten el más intenso interés en su progreso.
La abnegación y la cruz se encuentran directamente en el camino
de cada seguidor de Cristo. La cruz es lo que se opone a los afectos
naturales y a la voluntad. Si el corazón no está completamente
dedicado a Dios, si la voluntad, los afectos y los pensamientos no
son puestos en sujeción a la voluntad de Dios, se fracasará en cumplir
los principios de la verdadera religión y en ejemplificar en la vida la
vida de Cristo. No habrá un deseo genuino de sacrificar la comodidad
y el amor a uno mismo, y la mente carnal no será crucificada con el
fin de realizar las obras de Cristo.
Hay una obra que muchos de los que viven en Bordoville deben
realizar. Vi que el enemigo estaba muy ocupado en cumplir sus
designios. Hombres a quienes Dios les ha entregado bienes como
talentos han pasado a sus hijos la responsabilidad que el cielo les
encomendara a ellos de ser mayordomos de Dios. En lugar de dar a
Dios las cosas que son de él, aducen que todo lo que tienen es suyo,
como si hubieran obtenido sus posesiones con su propio poder y
sabiduría. ¿Quién les dio poder y sabiduría para obtener los tesoros
terrenales? ¿Quién regó sus tierras con el rocío del cielo y la lluvia?